Dorian V. es un joven aspirante a escritor incapaz de cumplir con las expectativas de su familia. La repentina muerte de su abuelo lo obliga a volver a casa, donde su tío, el diputado John V., tomó el control de la familia y lo reemplazó con su nuevo protegido: Aiden, un pianista brillante cuya belleza solo es superada por su arrogancia.
Para encontrar respuestas, Dorian decide independizarse y comienza a trabajar con Guido, un excéntrico librero con un particular gusto por las antigüedades y que conoce muy bien el pasado de los V. Ambos descubrirán que las sospechas de Dorian son tan solo la punta de un iceberg que involucra a la Orden, una hermandad a la que su familia ha pertenecido por generaciones. Por si fuera poco, la presencia cada vez más constante de Aiden en su vida comienza a despertar una atracción innegable. ¿Podrá entregarse a sus sentimientos? Si lo hace, ¿comprometerá su búsqueda?
Dorian comenzará a cuestionar todo lo que sabe porque la historia se repite, la familia
traiciona y los secretos más oscuros se ocultan en la sangre.
Aspectos a tener en cuenta con la novela
Dorian – La familia hasta la muerte, la primer novela de la colombiana Ángela Arcade, es una obra ambientada con la estética de dark academia en donde se mezclan distintos subgéneros, como el romance, la literatura LGBT y el thriller, lo que lo convierte en un libro dirigido a un público muy variado. Con su propia banda sonora, sugerida al principio para acompañar la lectura, Dorian se presenta como la primera entrega de lo que con seguridad será una entrañable saga en la que descubriremos el secreto detrás de la familia V.
Fragmentos
“La biblioteca ocupaba el cuarto y último piso entero de la finca, y el abuelo se había asegurado de que tuviese las características de una fortaleza. «El enclave», le llamaban mis primos. «El paraíso», le llamaba yo. Papá me había presentado aquel lugar hacía algunos años, en uno de los lejanos instantes de sobriedad donde reconocí al hombre que pudo haber sido antes de que la ilusión se disipara en el vaivén de las copas. «No son los libros los que nos pertenecen», me había dicho; «somos nosotros los que pertenecemos a ellos, pues contienen el sentido de la existencia.
En sus páginas se encuentra la verdad, y si un día necesitas respuestas o un sitio en el que te sientas asalvo, volverás a ellos. ¿Me oyes, Dorian? Siempre volverás a ellos».”
Página 18
“—Tu familia es una de las más antiguas de esta ciudad —comentó Guido concentrado en las viejas páginas que desprendían un penetrante aroma a polvo y a algo añejo que no supe distinguir—. Destacaron por ser grandes comerciantes y personajes influyentes en la política. De hecho, tu tátaratatarabuelo, Sócrates V., fue uno de los fundadores de la Orden del Templo de Alethéia. ¿Lo ves? Yo seguía los dedos de Guido como hipnotizado, leyendo los nombres escritos en una impresionante caligrafía cursiva. Sabía del pasado de los V. con una Orden e instituciones políticas, pero jamás imaginé toparme con un tomo que rastreara mis ancestros y su legado con tal minuciosidad.
Acerqué una mano a esas páginas llenas de nombres y secretos que invitaban a ser descubiertos, pero Guido cerró el libro antes de que siquiera alcanzara a rozar el papel.
—Linajes como el tuyo poseen un legado fascinante que ha logrado sobrevivir generación tras generación —comentó apoyándose sobre el tomo para inclinarse hacia mí. Pude ver las motas irregulares en sus ojos grises—: el poder, la erudición, la fortuna… Y diría también que su relación con la Orden, pero todos sabemos que eso se extinguió hace años…
—¿Y qué si no se extinguió? —solté antes de poder evitarlo.”
Página 58
“—¿Sabes, Dorian? Para mí, la modestia no es más que una de las muchas caras de la vanidad. Quien niega sus atributos ante otros aun sabiendo lo que ostenta, menosprecia el elogio y a quien lo hace. Es como si desconociera su capacidad de admirar lo bueno, y lo reduce a la gente ordinaria que no sabe distinguir entre una ostra y una perla. ¿Te parece que soy ordinario?
—preguntó, ya sin rastro de camaradería.
—En absoluto —respondí. La bebida no había hecho más que secarme la garganta.
—Cuando tenía tu edad —continuó el escritor, acariciando los muslos desnudos de la mujer a su lado—, gané el primer premio distrital de Literatura. Qué triste hubiera sido contradecir la decisión de los jurados, ¿eh? En vez de eso, les di la razón de buena gana y acepté que tenía el don de la palabra, el maldito don al que debo todo lo que tengo ahora, que, por fortuna, no es modesto. —Me guiñó un ojo.”
Página 187
“—Estoy buscando un libro que es importante para mí. Es el último recuerdo que tengo de mi papá. Lejos de expresar la empatía que yo acostumbraba a recibir ante la mención de mi padre, madame asintió con indiferencia.
—A veces olvido que a la edad de ustedes uno deposita su afecto en los lugares equivocados. Y en las personas equivocadas.”
Página 305
“—Eres la segunda persona que me pide que huya, pero no me iré a ningún lado sin saber si mis amigos están a salvo.
—«Amigos», los llamas. El uno te mantuvo a su lado como su conejillo de indias, espiándote y tomando ventaja de ti para sonsacarte toda la información que pudiera de tu familia y la Orden. El otro… ¿fue como tu hermano o fue más bien como tu amante, Dorian? Empalidecí. No tuve que decir palabra; mi cuerpo hablaba por mí, aceptando todas las implicaciones de esa pregunta que pendía en el aire viciado de la celda sin esperar respuesta.
—Así que es cierto —terció John, levantando la cabeza gacha levemente hacia mí. Vi a mi padre de nuevo, su fisonomía desvaneciéndose en los últimos días. Contemplé en aquel rostro su decepción, su aversión manifestándose en la leve contracción de esos labios que eran los suyos, los de mi abuelo, los de mi tío…”
Página 433
Sobre la escritora Ángela Arcade
Es magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia) y se desempeña como asesora editorial, correctora de estilo y creadora de contenido literario en redes sociales. Descubrió su pasión por las letras a temprana edad y desde entonces nunca dejóde buscarse en las historias que lee o que escribe.