La Internacional del libro

26 mayo 2024 10:08 pm

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Gloria Chávez Vásquez

La Feria Internacional del Libro de Bogotá es un evento cultural de gran envergadura, comparable solo con la Feria Internacional del libro en Guadalajara o la de Buenos Aires. La Filbo (por sus siglas) reúne bajo un mismo techo a lectores y autores, expositores de la industria del libro, así como invitados nacionales e internacionales de 30 países.

La Primera Filbo se realizó el 29 de abril al 2 de mayo de 1988. El evento organizado por Corferias y la Cámara Colombiana del Libro está abierto al público.

Para conmemorar del 20 aniversario de la feria (2007) la UNESCO nombró a Bogotá Capital mundial del libro. https://feriadellibro.com/

En El camino de las ferias del libro (El Espectador, mayo 24, 2024) el escritor y comentarista Manuel Drezner sugiere cambios que puedan mejorar su labor de diseminar la literatura, no solo entre los colombianos sino en un gran número de visitantes extranjeros.

Algunas de las acertadas sugerencias de M. Drezner son “reducir el precio de entrada, agregar atracciones como ventas de saldos y librerías de viejo, y replantear la figura del país invitado. Y sobre todo “Ajustar las fechas para no coincidir con otras ferias internacionales, como la de Buenos Aires”.

El Sr. Drezner se queja de que después de tantos años, la Filbo no ha sabido encontrar su camino debido a que han mezclado los asuntos profesionales (supongo que se refiere a las editoriales y sus representantes) con los públicos, “con el resultado que a ninguno de los dos se puede atender como se merece”. Lo ideal, dice el columnista, sería imitar a las ferias argentinas y mexicanas, “con tres o cuatro días dedicados a profesionales y el resto del tiempo abrir las puertas a los compradores privados de libros” para evitar los conflictos que crea el caos de la desorganización.

Esmerar la atención al público

Diana Rodríguez, directora y gestora cultural de Radio News en Bogotá, comenta que algunos de las críticas recurrentes del público en la feria estaban relacionadas con el espacio, que se quedó pequeño para tanto público y por tanto ya es hora de que se amplíe.

Las zonas de comidas requieren más espacio y facilidades para los visitantes, así como espacios para resguardarse de la lluvia. Los organizadores deben también considerar precios más accesibles de comestibles y comidas, ya que muchos de los precios de la feria son exorbitantes.    

Uno de los problemas que requiere solución urgente es el de la comunicación. El sistema de wifi es deficiente, cuando no, inoperante e interfiere con las labores de la feria y las expectaciones públicas y profesionales. Un sistema eficiente de comunicación repercutiría, no solo en un movimiento humano más fluido y ordenado en la feria, sino que impactaría positivamente la  venta de libros y otros productos culturales.

Por otra parte, por consideración a asistentes y trabajadores debería instalarse un sistema central de ?aire acondicionado, lo cual permitiría a los lectores y otros visitantes a disfrutar de su experiencia en los stands.      

La voz de los escritores

Carlos Sotelo, autor de Asalé, Crónica de una posibilidad presentado durante la feria, recalcó el problema de la organización, relacionado con los espacios y la atención a público y autores.

Los escritores necesitan la cooperación de los organizadores para proveer información concisa y detallada a los lectores visitantes a la feria y quienes asisten a presentaciones específicas de los libros.  El escritor bogotano sugiere una pancarta o pendón en Plaza Banderas donde esté la imagen del autor y de la obra, con la hora y el lugar, (el día de la presentación), como guía para los que se dirigen a las salas. El precio de entrada podría tener descuentos para los invitados que vienen, explícitamente, a escuchar a los autores.  

En cuanto a la firma de libros, el público requiere más tiempo con los autores, una organización por turnos y extensivo a los fines de semana sería más conveniente.  

El escritor quindiano, Jaime Lopera, opina que las entrevistas públicas a los escritores, o los diálogos entre dos autores en torno a un libro, son, “no solo reuniones divulgativas sino un reconocimiento a los escritores ante un público interesado. Los escritores acercan su obra a los demás, gracias a ese método”.

Jason Cárdenas, representante de Promolibros, observa que la presencia y participación activa de los escritores con sus lectores durante la feria, es muy importante porque eso ayuda mucho a los escritores menos conocidos y a que se incrementen las ventas de sus libros.

Liberar los libros

Muchos libros vienen ahora sellados con papel de celofán para su protección en el transporte. Los vendedores los exhiben de ese modo y por tanto se han vuelto inaccesibles al lector.  La organización de los stands o mostradores es muy comercial, “entonces es como ir a una librería donde uno pregunta por un libro y lo buscan por internet”, nos dice la Dra. María Nelly Vanegas, una de las presentadoras en el evento, quien estuvo de acuerdo en que “los libros se tienen que mover más, estar más expuestos y los que atienden, estar más actualizados, no solo en literatura sino en historia y ciencias especializadas”.

La psicóloga encuentra que como “evento no solo cultural sino también de encuentro social y hasta gastronómico”, la Filbo debería ofrecer espacios para conversaciones a manera de tertulias. “A la gente le gusta ver sillas con mesitas con algunos libros abiertos que el público pueda ojear y leer algunos apartes”. Es la primera fase de la comprar porque “el libro engancha al lector cuando lo conoce, entra en contacto con él y si está el autor, qué mejor que este se pueda sentar con la persona que está viendo su libro” y hablar sobre el tema.

“La entrada a la feria no debería ser tan complicada” concluye la Dra. Vanegas. Y en verdad, las maromas que tiene que hacer el visitante rayan en lo ridículo. Añade ella que esos requisitos de seguridad para entrar a ver y comprar libros, “da más la sensación [de que uno] va a ver al presidente”.

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos

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