José Ignacio Rojas Sepúlveda *
La posibilidad de ver priorizados recursos nacionales en la región cafetera y en particular en el Quindío señalan la urgencia que tienen el departamento y la capital quindiana de elevar su nivel de incidencia en la gestión de procesos y proyectos de inversión con impacto nacional y regional.
La evidenciada resistencia de la dirigencia política de Caldas y Risaralda frente a la priorización de inversiones en el corredor vial Calarcá – La Paila, deja al descubierto la débil capacidad de interlocución política y técnica de Armenia y el Quindío en el contexto de la RAP Eje Cafetero para defender el espacio de oportunidades del departamento, y generar consensos territoriales sobre las acciones estratégicas para el desarrollo regional.
Ese accionar regional era previsible toda vez que el desempeño político, gubernamental y gremial quindiano no ha prestado la atención suficiente a las dinámicas de asociatividad territorial y desarrollo regional tanto del Eje Cafetero como del occidente colombiano. Si miramos en la gestión pública de los últimos años, esos asuntos han tenido un lugar poco destacado en la agenda de los gobernantes, los parlamentarios y los líderes gremiales del departamento.
Es válido el llamado de las autoridades quindianas a la unidad regional frente a las prioridades de inversión nacional y necesario el trabajo articulado para consolidar esos proyectos. Sin embargo, lo que no podemos ocultar es que el Quindío no es significativo en la región y el país, y que no hemos adelantado mucho con miras a cambiarlo.
Para dar contexto a ese análisis, propongo los siguientes datos. En cifras redondas del censo electoral colombiano pueden votar en el territorio nacional 38 millones de ciudadanos, de los cuáles el Quindío representa el 1,15% con 437 mil votantes habilitados. Por su parte, la economía del Quindío viene aportando en los últimos cinco años el 0,8% al PIB nacional. Estas dos cifras permiten de forma rápida identificar el peso específico del Quindío en la lectura nacional: ¡somos el 1% en los intereses económicos y políticos del país! Es decir, aquí podemos hacer pronunciamientos, enviar cartas, y hasta indignarnos, y con ello no va a pasar absolutamente nada.
Como solución en el mediano plazo es importante señalar que hasta tanto los quindianos no tengamos voceros en el alto gobierno, y una representación política propia y relevante en el Congreso (Senado y Cámara), esa situación no cambiará. Sumado a ello, si el aparato productivo del departamento no aumenta su desempeño competitivo y eleva la participación local en el PIB del país y en la balanza comercial, por aquí todo seguirá igual.
Por su parte, en el corto plazo cambiar la desventajosa situación actual del Quindío en el contexto regional, requieren tres acciones:
- Incrementar la capacidad de interlocución política y de gestión gubernamental. Con gobernantes y voceros políticos que tengan una clara visión regional y del papel de nuestro territorio en el occidente del país. Con la inclusión en los planes de desarrollo locales de los procesos de integración territorial, sumado a la definición de proyectos estratégicos que interesen y convoquen a los departamentos vecinos.
- Aumentar la posibilidad de concertación y de vocería de la sociedad civil y los gremios. Sin una conducción social y empresarial fuerte, la gestión política pierde contundencia, de modo que el fortalecimiento de esos liderazgos debe ser un tema principal para el desarrollo del departamento y su capacidad de incidencia en las agendas regional y nacional.
- Fortalecer los argumentos técnicos de gestión y negociación. Aquí es importante destacar que el desarrollo económico de la región cafetera no pasa por la Autopista del Café, sino por la Troncal del Cauca y el Corredor Cúcuta-Bogotá-Buenaventura, ejes viales que manejan el mayor flujo del comercio exterior.
Este macroproyecto vial no debe sorprender a nadie en la región por cuanto la vía de priorizó desde la agenda de Unasur (Agenda de proyectos prioritarios de integración de la Unión de las Naciones Suramericanas, 2016) como de importancia estratégica suramericana en la conexión de la vía Panamericana (Caracas-Bogotá- Buenaventura); el Conpes 3706 (2011) “Importancia estratégica del programa “Corredores prioritarios para la prosperidad” señaló de forma específica este corredor vial; también se incluyó en el Plan Maestro de Transporte Intermodal PMTI 2015-2035 (Fedesarrollo (2015) como uno de los corredores multimodales entre las aglomeraciones del Sistema de Ciudades. En el Conpes 3982 (2020) “Política Nacional Logística” se identificó este trazado en la red de infraestructura de carreteras como un corredor logístico del país. Así mismo, se contempló en el análisis de los hechos regionales del Plan Estratégico Regional PER de la RAP Eje Cafetero. Finalmente, se incluyó en los tres últimos planes nacionales de desarrollo, y en el plan de inversiones del PND “Colombia potencia mundial de la vida 2022-2026”.
Expuesto de esta manera, no lo decimos los quindianos, sino los estudios de infraestructura vial y logística en Colombia. Y no fue priorizado por la buena gestión de las autoridades locales, sino por la importancia estratégica para el país.
Estoy convencido que la visión sobre el desarrollo regional no es un asunto de buenas intenciones, y que la participación del territorio en estos escenarios no es cuestión de pronunciamientos, sino de trabajar para fortalecer las capacidades políticas, institucionales y gremiales del Quindío. Ese es el reto político y como sociedad para ser visibles en la agenda de desarrollo del país.
Posdata
En los proyectos de Planes de Desarrollo del Departamento y del Municipio de Armenia para el periodo 2024-2027 que se estudian actualmente, resultan casi imperceptibles los procesos de desarrollo regional, y son escasas o nulas las metas relacionadas con la asociatividad territorial en los contextos del occidente colombiano, la región cafetera o el escenario supramunicipal en el Quindío.
*Concejal de Armenia 2024-2027. Nuevo Liberalismo / Dignidad y Compromiso / Creemos.