Miguel Ángel Rojas Arias
Miembro de la Academia de Historia del Quindío
El Tesoro de los Quimbayas fue descubierto en una tumba indígena en el año de 1890, en el denominado cementerio de La Soledad en el distrito de Filandia, departamento del Cauca. El Tesoro pertenece al período Quimbaya Clásico, que data de unos 1.500 años de antigüedad. Actualmente se exhibe en el Museo de las Américas de Madrid España. La ubicación del sitio del hallazgo cambió con las transformaciones y las nuevas composiciones políticas administrativas del país. Así, el lugar del Tesoro se ubica hoy en el municipio de Quimbaya, departamento del Quindío.
Al año siguiente del descubrimiento del Tesoro, el investigador Ernesto Restrepo Tirado organiza la exposición en el Museo de las Américas para conmemorar los 400 años del descubrimiento de América. El Tesoro se expone en España dentro de la referida celebración y en compañía de piezas antiguas de toda América Latina que incluyen fotos, pinturas, esculturas, restos de naves, artículos que pertenecieron a Cristóbal Colón y a los conquistadores, etc.
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El Tesoro de los Quimbayas está integrado por 122 objetos que representan el ajuar funerario de 6 personas importantes, enterradas en 2 sepulturas contiguas. Está conformado por las siguientes piezas orfebres: 31 orejeras, 21 narigueras, 17 poporos, 11 cuentas de collar, 9 pasadores de collar, 8 alfileres, 8 colgantes, 6 cascos, 5 cascabeles, 3 recipientes, 2 instrumentos musicales y una corona.
Un regalito para la reina
En el año de 1891, el presidente encargado de la República, Carlos Holguín Mallarino, lo dona a España. Lo deja en manos de la reina regente doña María Cristina de Habsburgo como agradecimiento al fallo del diferendo limítrofe entre Colombia y Venezuela donde nuestro país conservó la península de la Guajira y amplió sus límites en el Meta, en la Orinoquía. La reina había sido el juez en el diferendo limítrofe, favoreciendo, aparentemente a Colombia. Por tal razón, en ese momento, no hubo mucha oposición al regalo, aunque algunas voces lo consideraron exagerado e ilegal.
En 1991, cuando se cumplieron los primeros 100 años de la estadía del Tesoro en España, el alcalde de Armenia, César Hoyos Salazar, hizo una petición formal y respetuosa al Rey Juan Carlos de Borbón y al presidente Felipe Gonzáles para que siguiendo las decisiones de la UNESCO de retorno y restitución de los bienes culturales a sus países de origen, repatriara a Armenia y a su museo Quimbaya, el Tesoro perdido.
Esta solicitud y otra más que había hecho en 1986 el expresidente Belisario Betancourt, no tuvieron ningún eco en la corona ni en el gobierno español. El Tesoro de los Quimbaya continúa en el Museo de las Américas de Madrid, y fue exhibido originalmente en la celebración de los 400 años del descubrimiento de América. Por seguridad, las muestras que hace este museo cotidianamente pertenecen a réplicas exactas del mismo.
Colecciones similares
Existen otras colecciones de este período Quimbaya Clásico en otros museos del mundo. Se conocen las del museo de Dresde y la del museo de Berlín, en Alemania; la colección del museo de Londres, en Inglaterra; en Estados Unidos se pueden hallar en Filadelfia y en el Fiel Museum de Chicago. Y, por supuesto la del Museo del Oro de Bogotá y el Museo Quimbaya en Armenia.
El antropólogo Pablo Gamboa Hinestroza (Gamboa 2008) asegura que el Tesoro de los Quimbayas es el más preciado tesoro de la prehispanidad en el mundo occidental. Comparable solo con dos tesoros más: el Tesoro de Moctezuma, producto del saqueo en el siglo XVI, en México y que desapareció por completo. De él, solo se conserva el Penacho de Moctezuma. Y el otro es el Tesoro del Señor del Sipán, producto de la arqueología en el valle de Lambayeque, en Perú, descubierto hace apenas 27 años, en 1987, y convertido en museo en el mismo sitio donde se hallaron las tumbas.
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La trascendencia del Tesoro de los Quimbayas radica, con relación a los otros dos, en cuatro elementos: riqueza, rareza, cantidad y diversidad. Al momento del hallazgo, pesó 200 libras, 42 de las cuales se conservan en el Museo de las Américas de Madrid. El Tesoro, cuando salió de la guaca en La Soledad, tuvo un dueño: Domingo Álvarez. Este señor le vendió la cerámica a un coleccionista: Rafael Balcázar Castrillón, cuyo destino se desconoce.
Álvarez le vendió lo suyo, el oro, a una persona en Bogotá que decía pertenecer a la Sociedad Geográfica de Roma: Carlos Bedobelli, viajero y coleccionista italiano. Con las piezas en su poder, publica un catálogo denominado: “El catálogo de la colección de Filandia». Allí, el hombre clasifica las piezas según su uso, peso y medida. Lo distribuye en Europa y Estados Unidos y lo ofrece en 24.000 libras esterlinas. El presidente de Colombia Carlos Holguín Mallarino compra las piezas y las envía a España en 1891.
El valor artístico actual
Según refiere Gamboa, El Tesoro de los Quimbayas se queda en el Museo Etnográfico de Madrid, hoy Museo Arqueológico (Gamboa, 2008). En 1929 lo sacan para exponerlo en la Feria Internacional de Sevilla. A partir de allí, adquiere reconocimiento y valoración internacional. Se incluye en el libro «Las artes antiguas de América en el Museo Arqueológico de Madrid» de Henry Lavachary, director del Museo de Bruselas.
En 1945, el Tesoro es trasladado al Museo de América en Madrid, donde se hace mucho más popular. Sus piezas son la carátula de muchas revistas culturales del mundo. Para entonces, en el Quindío aún no se hablaba de él, incluso la leyenda de su hallazgo en una finca de Filandia, se había perdido.
“El Tesoro de los Quimbayas es el tesoro más importante de América en el mundo occidental. Comparado solo con tesoros como: Nefertiti: Egipto; Frisos del Pantenón: Grecia, y el Guernica de Picaso: España”, sostiene el antropólogo Gamboa.
Foto tomada de Academia de Historia del Quindío / EL QUINDIANO