La facultad de Ingeniería y su Proyecto Cultural, con el liderazgo de la decanatura del ingeniero Gustavo Botero Echeverri y el grupo de investigación Quimbaya, bajo la dirección del ingeniero Hugo Monsalve, adscrito al Centro de Estudios e Investigaciones (CEIFI), de esta dependencia académica, realizaron el conversatorio Los sismos y la protección de la vida y el patrimonio en la ciudad, Experiencias: México/Italia.
El expositor internacional, Ingeniero geofísico Francisco Chávez García, PhD, Investigador del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, planteó aspectos relacionados con los movimientos telúricos vividos en este país en 1985 y 2017, analizando los comportamientos por efectos de sitio, según las características del suelo, en edificaciones de diferentes alturas, precisando las razones por las cuales los movimientos telúricos actúan de forma diferente en distintos lugares de la ciudad, como consecuencia de lo que se conoce como efectos de sitio, relacionados con los tipos de suelo en los que se levantan las estructuras.
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Insistió el investigador mexicano en la importancia de la microzonificación sísmica de las ciudades, según la cual se pueden conocer los comportamientos específicos del suelo, permitiendo ajustar el diseño de las estructuras y su respectiva construcción y costos, a condiciones dinámicas y geotécnicas específicas sobre las cuales se toman importantes decisiones que permiten salvar vidas en el caso de ocurrencia de un sismo.
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Aclaró dudas formuladas por algunos de los cerca de 300 asistentes al auditorio Euclides Jaramillo Arango, entre otras las relacionadas con las diferencias entre los estudios de suelos y los estudios de sitio para determinar comportamientos sísmicos. Según su opinión es un error confundir ambos procedimientos que buscan evidencias y resultados distintos.
Por su parte, el ingeniero civil uniquindiano, Mario Alberto Marmolejo Cardona, quien desarrolló su tesis doctoral sobre Identificación dinámica en estructuras históricas y quien ha trabajado en proyectos relacionados con ingeniería estructural, dinámica de estructura y monitoreo de salud estructural desde el mismo grupo de investigación Quimbaya, se refirió ampliamente al caso estudiado en Italia con respecto a la Basílica de Vicoforte.
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Según la investigación socializada por el ingeniero Marmolejo, se pueden tomar datos permanentemente y ser analizados por medio de programas informáticos, de manera altamente útil, a través de arreglos de sensores que aprovechan los microtremores o pequeños movimientos en la estructura, así como los efectos de sismos de diferente magnitud, para comprender mucho mejor las vibraciones y sus efectos en los diferentes puntos de la Basílica, con el fin de efectuar reforzamientos o predecir ciertos comportamientos que de otro modo se pasarían por alto.
Agregó Marmolejo Cardona que: “este tipo de monitoreo también debe realizarse en edificaciones prioritarias, como hospitales, universidades, cuarteles de bomberos, colegios, entre otras, para determinar sus niveles de vulnerabilidad frente a un sismo y evitar su colapso, una situación que agravaría en muchos sentidos los efectos de un desastre en la ciudad”.
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Actualmente en la facultad de Ingeniería se trabaja en el diseño de soluciones más viables y económicas, basadas en esta misma tecnología, que permitan implementar sistemas de monitoreo para edificaciones. En el proyecto se trabaja en unión con la ingeniera electrónica Marisol Gómez Cano, del Observatorio Sismológico de la Universidad del Quindío.
El director del programa de ingeniería Civil, Carlos Arturo García Ocampo, resaltó la importancia de estos encuentros con los diferentes actores locales de la academia, el sector productivo e investigadores internacionales, quienes trabajan, como es el caso, con sus pares en la Universidad del Quindío, en estudios de alto impacto sobre el comportamiento sísmico de esta región del país, que requiere atención especial a las políticas que regulan la construcción y el crecimiento urbano, algo que debe ser reglamentado por los organismos del Estado y de lo que deben participar activamente los constructores y la academia.
Al evento asistieron ingenieros en formación, interesados en la interacción de las disciplinas que son necesarias para lograr soluciones robustas a problemas complejos, así como empresarios de la construcción y arquitectos, entre otros profesionales. Cabe resaltar que la ingeniería electrónica, la instrumentación y la ingeniería de software, sumadas a la ingeniería civil y a otras disciplinas como la arquitectura, la antropología y la historia, constituyen una sinergia que contribuye significativamente a la reducción de riesgos de desastres en aquellos edificios que generan un interés especial por su valor patrimonial.
“El Proyecto cultural de la facultad de ingeniería, durante más de 15 años de trabajo al interior de la facultad, en el marco del cual se han desarrollado paneles y foros sobre temas tan importantes como la movilidad urbana, la comunicación del riesgo o la megaminería, entre muchos otros, siempre con el propósito de garantizar una formación integral e interdisciplinaria, complementando ingeniería, sociedad, innovación, informática, robótica, prevención de riesgos y alta tecnología, entre otros, continuará impulsando estos encuentros de saberes, en los que también tienen un lugar el arte y la cultura”, afirmó el licenciado Alejandro Herrera Uribe, su coordinador.