Luis Fernando Londoño es por sobre todas las cosas un guardián del pasado. Pero también es un meticuloso y obsesivo coleccionista que no deja nada fuera de los detalles dentro de su museo. Es un perfeccionista del encuadre audiovisual que ve en cada plano una obra que tiene la misión de perpetuarse en el tiempo para dar testimonio del ahora.
Sus fotografías y videos, que son miles, así como las cámaras y proyectores de cine, son ese tesoro invaluable que en muy pocas partes del mundo se puede encontrar y que él exhibe como la gesta de su vida en el Museo Gráfico y Audiovisual del Quindío, en su amada Calarcá.
A parte de coleccionista y restaurador, ha dedicado toda una vida a la realización audiovisual. Ha ejercido la profesión desde que los noticieros se filmaban en 35 milímetros y se proyectaban en salas de cine cada semana, hasta este tiempo donde no hay tijeras para cortar los rollos y solo debe dar clic derecho con el mouse, arrastrar un efecto de video y listo. Un hombre orgullosamente generacional.
Pero queremos mostrarles en un breve espacio de tantas experiencias vividas, quien es él. Porque quizás usted no lo sepa.