¿Y quién es Jose? Porque de él no se sabe mucho, al menos eso dirían sus vecinos si les preguntaran. Es un tipo callado con pocos amigos, si es que los tiene, y que no se ríe con frecuencia salvo cuando juega en la mesa con los apostadores del bar de la esquina.
También tiene en su rutina ir al hospital todos los días donde las enfermeras le dejan entrar y salir sin problema. Incluso le ofrecen de comer. Pero Jose no es un médico porque su labor allí es estar al lado de un hombre conectado a aparatos que lo mantienen vivo. No se dice al comienzo de la película si el señor es su papá, si es un hermano o un amigo. Él solo lo visita sagradamente.
Otra de las cosas de este personaje descuidado en su apariencia física, solitario, taciturno y en un constante estado de meditación, es tomar café en el mismo lugar. Lo hace donde trabaja Ana. Una madre soltera de la que escasamente en la pantalla se muestra lo suficiente para entender que está cansada de su día a día pero lo soporta. Una mujer que lleva la responsabilidad de un hogar con un padre y esposo ausente pero que pronto va regresar, o eso dicen todos los conocidos, incluso él.
¿Y quién es ese esposo que ella espera? Es Curro, así le dicen. Un hombre rudo que paga condena por ser uno de los integrantes de una banda de asaltantes de joyerías en Madrid. Curro era el conductor quien luego de un golpe fallido tuvo que cargar con toda la culpa y no delatar a sus compañeros, lo cual le condenó a 8 años de cárcel. Tiempo que lo ha convertido en una fiera indomable, violenta. Todo un depredador imposible de vencer.
Ese es el panorama de esta historia llamada “Tarde Para la Ira”. En ella conviven y se juntan estos tres elementos químicos representados en tres personajes dentro de un laboratorio urbano lleno de misterio, preguntas sin respuestas, venganzas progresivas, planes criminales y paradojas.
La película es la opera prima del director y también actor español Raúl Arévalo, quien nos lleva por un camino sin pavimentar y en el que debemos sorprendernos porque cada giro en cada esquina trae sus descargas de emociones justas pero contundentes.
Esta obra Ibérica acierta con una fotografía en tonos simples no muy llamativos pero llenos de equilibrio. Posee un casting que ni mandado a hacer y en el que se encuentran los reconocidos actores Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo, quienes son vitales juntos y por separado. Nos encontramos ante una realización que cautiva porque la metamorfosis es creíble al 100%. Porque las motivaciones de cada uno se acrecientan o se desvanecen pero no pasan desapercibidas ni se quedan en el sitio de confort.
Cada camino que nos cuenta la historia terminará enlazándose ciegamente con los otros dos y eso es de esperarse, incluso se ve en el tráiler, el asunto es ¿por qué? y ¿para qué se unen? Los nudos de preguntas solo se rompen con los hechos explícitamente violentos y que son el combustible de no acabar, pues se alimenta de odios justificados. Actos que dan su cosecha durante la hora y media que demora en llegar a un final silencioso y poco esperado.
Se puede concluir después de ver “Tarde Para la Ira”, que vale la pena salirse con la suya. Que la causa era justa por más delincuencial que pareciera. Que los perros de paja ladraron pero no mordieron y que el engaño era una herramienta del odio para que se derramaran los sentimientos guardados y avinagrados en el alma.
En esta película la venganza no es como un postre que se sirve frio sino como el buen vino que entre más tiempo mucho mejor y aunque el amor todo lo puede, incluso llevar a matar sin el menor asomo de compasión por la víctima, la pregunta es ¿Por qué hacerlo? Les queda de tarea.
Tarde para la ira: Año 2016
Duración: 89 min.
País: España
Director: Raúl Arévalo
Guion: Raúl Arévalo, David Pulido
Música: Lucio Godoy
Fotografía: Arnau Valls Colomer
Reparto: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo, Alicia Rubio, Raúl Jiménez, Font García