El obispo de Armenia se despidió ayer de su Diócesis, y de su padre

2 diciembre 2017 9:24 pm

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En la celebración central de despedida de los sacerdotes de Armenia, en una homilía realizada ayer en el templo de la catedral, al obispo de la Diócesis de Armenia Pablo Emiro Salas Anteliz le avisaron de la muerte de su padre en la ciudad de Valledupar.

“Yo le doy gracias al Señor por su vida, gracias a Dios por el papá que me dio. Lo he tomado con mucha serenidad. Siempre estuve con él en sus momentos más difíciles” dijo con voz serena monseñor.

En medio de su dolor personal, con un cálido abrazo y la promesa de arroparlos con sus oraciones el hasta ayer obispo de la Diócesis de Armenia monseñor Salas Anteliz se despidió de los sacerdotes quindianos. Como se sabe, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz fue nombrado arzobispo de la Arquidiócesis de Barranquilla por el Papa Francisco.

Con la ceremonia de ayer, el religioso puso fin a tres años de ministerio en esta parte del país. El sábado 11 de agosto de 2014 llegó para orientar los destinos de la Diócesis de Armenia y de su estadía se destaca el impulso que le dio a la Fundación Jiampi, al Seminario Mayor Juan Pablo II, y la creación de la Mesa de la Fraternidad.

Ante su presbiterio, los diáconos, seminaristas, miembros de la vida consagrada y los fieles laicos, Monseñor Pablo ofició su último rito en la parroquia madre de la Diócesis.

En la ceremonia estuvo presente el alcalde de Armenia Carlos Mario Álvarez, quien, en agradecimiento por lo hecho a través de la Diócesis de Armenia, le concedió a monseñor la Orden Ciudad Milagro. “Gracias por todo lo que hizo por nosotros, por su trabajo y su liderazgo”, le expresó el alcalde al saliente obispo.

Luego de agradecer a los parroquianos, que en gran número llegaron al templo de la plaza Bolívar, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz dejó sobre el altar el báculo que lo acompañó durante su gobierno religioso, confiando que quien llegue sea, tal como lo expresó él cuando arribó hace tres años, uno entre nosotros.

El obispo oficiará hoy una misa privada y el próximo miércoles 7 de diciembre saldrá de Armenia para Valledupar, a un descanso con su familia, para asumir un retiro espiritual ocho días después con los sacerdotes de la Arquidiócesis de Barranquilla, antes de asumir el mando de esta unidad eclesiástica.

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