A un día del Congreso Cafetero Colombiano organizado por la Federación Nacional de Cafeteros, los productores del grano asociados a Dignidad Cafetera, presentaron un diagnóstico de la situación de este sector en el país, estimando como su principal preocupación el bajo precio del grano en el mercado nacional.
Los miembros de Dignidad Cafetera dicen en un documento conocido ayer que es necesario “Levantar un reclamo firme y unificado de los productores cafeteros del mundo para que se renegocie un precio que sea remunerativo para los productores. La Federación de Cafeteros debe exigir al gobierno nacional el desarrollo de una política exterior que precise un comercio justo y liderar, con otras naciones productoras, una campaña mundial en ese sentido”, sostienen.
Estos productores, considerados como la oposición a la Federación, aunque todos ellos hacen parte del gremio, consideran que se debe solicitar la eliminación de la resolución 420 de la OIC que permite llegue al mercado, sin certificación de calidad, cualquier café. “Eso, sin duda, genera precios a la baja en el mercado mundial. El precio internacional, y el nacional ligado al primero”, es la mayor preocupación de Dignidad Cafetera.
Insisten en que cada día el productor recibe menos dinero por su trabajo: “Como señala el pronunciamiento del comité departamental de cafeteros de Risaralda: “Nuestra industria genera bienestar, empleo, estabilidad social y ganancias a los eslabones de la cadena y el cafetero todos los días recibe menos”. Una verdad de a puño. Del valor total del negocio cafetero mundial el 90% se lo quedan los monopolios comercializadores, torrefactores y distribuidores. A los productores tan solo les toca el 10%”.
“Si bien es cierto que el país produjo, en el año cafetero, 14,6 millones de sacos, por un valor de 8.07 billones de pesos, como también señala el comité de Risaralda, no es menos cierto que para los productores, el margen de utilidad o ganancia, es bien escaso”.
Dignidad Cafetera argumenta que los costos de producción, que incluyen salarios, intereses, insumos, transportes y servicios están cercanos al precio de venta del grano. Y advierten sobre otro factor que ahondará la crisis: “Otra crisis de ingreso se acerca -peligrosamente- a la casa cafetera. Son muchos los productores de varias regiones que por efecto del cambio climático tuvieron reducciones importantes en su cosecha y en su ingreso y están en dificultades para atender obligaciones contraídas con bancos, cooperativas y agro-comercios. Trabajar en la reducción de costos de producción es decisivo pero, sin precios internacionales justos, el café estará sometido a continuas crisis de ingreso”.
Los líderes de Dignidad Cafetera denunciaron una acción oficial que propende la siembra de variedades robustas en la altillanura y de variedades tradicionales en zonas de ladera que fueron azotadas por la violencia. “En círculos de gobierno y de Federación incluso, gana terreno la opinión de que la caficultura debe ser de campesinos pobres en la ladera y de grandes plantaciones agroindustriales de multinacionales en las tierras planas y que, el pequeño y mediano empresario cafetero nacional debe desaparecer”, sostienen
Menos programas y menos mano de obra
Dignidad Cafetera sostiene que los programas de apoyo para renovar cafetales, fortalecer la investigación agrícola, crear nuevas tecnologías, brindar incentivos a la capitalización rural y otros respaldos que deberían darse a campesinos y empresarios son cada año, más escasos. “Las reducciones en el presupuesto del ministerio de agricultura para el año entrante son del 20% con relación a 2017 y del 32% comparado con el 2015”, analizan.
“Un tema que ronda la producción cafetera y agropecuaria es la escasez de mano de obra y la necesidad -a fin de lograr permanencia de los trabajadores en el campo- de aumentar el ingreso de los productores para garantizar mejores salarios y seguridad social. Sin un ingreso remunerativo para el productor no será posible un empleo bien remunerado. Y, sin respaldo estatal, no será posible brindar condiciones mínimas de seguridad social para unos y otros. El tejido social cafetero requiere de políticas agrarias que creen prosperidad y bienestar”.
También, pidieron austeridad en la Federación de Cafeteros: “Al igual que hace muchos años se reclama, como dijera el líder cafetero, Arturo Gómez Jaramillo, “énfasis en el manejo austero de la institucionalidad” principio que no se aplica en Federación de Cafeteros, donde se gasta, en la administración central, sin taza ni medida los recursos que, con gran dificultad, producen los Cafeteros de Colombia”.