Cementerio de los libros

21 enero 2018 9:22 am

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 Por Ilda BaothIlda Baoth

Carlos Aurelio González R

Antología de escritores de Quimbaya (1914-2014)

Ediciones Cátedra Cultural. Quimbaya, Quindío, Colombia. 50 páginas. Sin referencias sobre su edición.Contiene diez fotografías interiores. Carátula con el poeta Bernardo Pareja. Contracarátula, poema de G. Noemi Pinto.

Carlos Aurelio González, de acuerdo con la información que trae el libro, ha publicado varias obras de prosa y poesía. Hombre comprometido con causas políticas desde su juventud y motor infatigable de la cultura en su municipio. Se destaca por haber participado en la elaboración del inventario del patrimonio cultural de Montenegro y del Quindío. Actual director de Cátedra Cultural, de Montenegro. Para destacar de manera literaria el centenario de Quimbaya, seleccionó a una serie de poetas y escritores que cultivan diversos géneros en el municipio, con el fin de visibilizar el trabajo de cada uno de ellos. Los presenta mediante brevísimas notas biográficas con referencias al trabajo que desempeñaron. Un indagador recorrido, a grandes saltos, por cien a años de historia quimbayense. Muestra la bibliografía de 31 personajes sin entrar en consideraciones críticas o interpretativas. Puede servir de noticia para quienes desean conocer nombres y obras de autores de Quimbaya, unos con mayor trayectoria regional y nacional que otros, pero en conjunto personas representativas del movimiento literario y periodístico en este pueblo. Encuentro nombres como los de Bernardo Pareja, Márgel Londoño con quien años atrás fuimos invitadas a leer poesía en el encuentro de mujeres de Roldanillo, Jorge Hugo Galvis, Antonio Durango, Herman Lema, Luz Dary Salazar, pero en particular el de la notable narradora Susana Henao quien, sin lugar a dudas, es la más representativa de los escritores que ha tenido y tiene Quimbaya. Y el Quindío. Carlos Aurelio incluye textos breves, en prosa y poesía, de varios autores. Descuidada la edición del libro, con demasiados errores de ortografía lo cual deforma mucho el contenido de los textos. En la poesía, por ejemplo. A pesar de todo, este tipo de publicaciones ayuda a establecer bases culturales para valorar lo nuestro y conformar la historia municipal de los pueblos quindianos.

 

Rodolfo Jaramillo Ángel

Caminando Al Revés

Narrativa. Compilación: José Rodolfo Rivera y Luis Eduardo Marulanda. Biblioteca de autores quindianos. Secretaría de Cultura, Gobernación del Quindío, Universidad del Quindío. Armenia, 2011. Diseño de portada: Lina María Cocuy. Diagramación: Julio César Pinzón Ospina. 242 páginas.

A este escritor calarqueño, recién llegada yo al Quindío me lo presentó mi segundo exesposo. Años dorados e ingenuos, ardientes en muchos sentidos, de mi juventud. Conocí a Rodolfo el hermano de Humberto Jaramillo Ángel, en 1979, un año antes de que falleciera el autor de la novela inédita Narka, que trata sobre el cacique Calarcá. ¿Dónde andarán los originales? ¿Será otra novela inédita que va a perderse entre los legados de sus herederos? Hombre sencillo, lleno de humor, sincero, así sentí siempre a Rodolfo tan diferente en carácter a su hermano. Celebro con alegría el trabajo hecho por José Rodolfo Rivera, tal vez el más comprometido, serio y estudioso lector voraz, y el menos soberbio de los jóvenes escritores del Quindío con obra sólida y cada vez más madura. Y por el otro compilador de la obra de Jaramillo Ángel, Luis Eduardo Marulanda. Buscaron detalles de Rodolfo. Encontraron retazos de su vida y su obra y les dieron, con este libro, otra estatura literaria para honra de su memoria y su infatigable labor literaria como cuentista y poeta, como cronista que con sus apuntes breves, llenos de malicia y de humor, atentos al transcurso de la vida cotidiana en su pueblo, fue tejiendo una radiografía social, cultural, política, tanto de Calarcá como del Quindío. Señalan José Rodolfo y Luis Eduardo: “Este entramado de personajes, acontecimientos y fechas importantes, nos indica que la ciudad y sus anécdotas son piezas de rompecabezas que universalizan la Historia con sus mínimas pero sonoras voces”. Claro que así escuché y comprendí a Rodolfo las veces que fui interlocutora pasiva en sus largas conversaciones con mi borrachín exmarido. Hablaba sonriendo: “Fui testigo de lo que les comento”, afirmaba para dejar constancia de que eso tan extravagante que nos confesaba burlón, había sido cierto. Sus libros no se encuentran ni en librerías de viejo. Tal vez en el Museo Quimbaya. Este volumen que recoge textos de tres obras de Jaramillo Ángel, extraídos de Calarcá en anécdotas, La octava salida y La alfombra mágica, muestra quien fue Rodolfo como narrador, como cronista de brevedades e instantáneas humanas de su pueblo.

 

León Gil

Coctel De Versos Para La Mesa 3

Poesía. Diseño general y diagramación, León Gil. Ilustración, óleo sobre lienzo, de León Gil. Tipografía y formación, Litoimpresos. Medellín, mayo de 2002. 198 páginas.

El libro me lo prestó un escritor calarqueño que, como pocos, presta sus libros a granel y aunque ha perdido algunos el muy insensato e ingenuo sigue prestándolos. No diré quién es, para que a su casa no lleguen todos estos intelectuales del Quindío que no compran un libro. Pregúntenle si no al atento propietario de Pensamiento escrito, la principal y mejor dotada librería que tiene Armenia, para que comprueben mis palabras. Y el libro contiene poemas del escritor antioqueño León Gil. Más que escribir sobre esta obra, quisiera que los posibles lectores de mis breves comentarios pudieran leer sus poemas. En alguna parte de su inventiva literaria, de sus lecturas poéticas, de su espíritu cáustico para darnos cuenta de la realidad, reencarnaron los más refinados humoristas literarios para decir por boca de León cuanto ellos no tuvieron tiempo para expresar. El poeta León es un erudito, un recursivo lector que en sus poemas mezcla ironía, humor, juegos de palabras, agudeza sicológica, irreverencia hasta extremos revolucionarios, carcajadas directas y metafóricas contra todo lo establecido y sagrado e intocable, pero con tal elegancia, con tantos recursos poéticos, que sus poemas se transforman en piezas magistrales de la ironía. Podrán acusarme de exagerada pero en la poesía colombiana nunca he hallado tanta carga festiva de humor literario, lleno de sutilezas, tanta capacidad de destrozar ideas puritanas, pensamientos políticamente correctos, tabúes de toda índole, prejuicios y respetabilidades como en los poemas breves o extensos de Gil. La risa y la sonrisa se vuelven filosóficas, cínicas, gozosas cuando se lee este libro. La Canción para Juan Rulfo, es un poema de este libro que puede hablarnos mucho de León. Pero el poema calla y las musicalidades de toda la obra entonan para el lector sin prejuicios literarios, un canto existencial como pocas veces vemos en la seria poesía colombiana. Tus rugidos son trinos, León. Tus trinos, dentelladas. Deseos tengo de no devolver el libro. Si lo hago, es porque espero que me faciliten más obras del quevedesco antioqueño.

 

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