No hay duda, vivimos en Armenia los momentos más dramáticos de corrupción que haya tenido la historia de la ciudad. Por eso, mientras la Fiscalía y el Sistema Judicial actúan en las condenas, y esperamos que sean ejemplarizantes, nuestra sociedad tiene que empezar a pensar en un Frente Común por Armenia y el Quindío.
Durante las próximas semanas tendremos muchas más noticias sobre la corrupción en Armenia. En el caso de valorización, seguramente, muchas otras personas resultarán salpicadas, implicadas y judicializadas, porque el ‘ventilador’ de aquellos que se acogieron a los cargos y aceptaron colaborar con la justicia se prenderá en los próximos días, como lo hizo desde Medellín el contratista José Fernando Diez Carmona.
Pero, adicionalmente, se espera que los casos de corrupción no se queden en los contratos de valorización, sino en hechos anexos y en contratos similares en el cuatrienio anterior. Van a aparecer, según tenemos información, otras denuncias sobre otros contratos y, por supuesto, otros implicados.
También falta que se resuelvan los cargos que les formularon a los diputados y exdiputados por cuenta de la aprobación de unas ordenanzas al terminar el gobierno anterior, lo que implicó un cambio de destinación de recursos en el gobierno departamental. También los robos en el hospital San Juan de Dios en ese mismo mandato.
Y, por supuesto, lo relacionado con los convenios interadministrativos del gobierno de la exmandataria Sandra Paola Hurtado con CRQ, EPQ o antigua Esaquín y la Promotora de Vivienda del Quindío. Aquí hay una implicación de contratos entregados a ‘dedo’ o en licitaciones con ‘traje a la medida’ por cerca de $200.000 millones.
En Corporación Autónoma Regional del Quindío como en EPQ hay otro tanto de investigaciones sobre contratación, que también debe aclararse y poner en cintura, es decir, condenar por corrupción, a los responsables. Y qué decir de algunos municipios del departamento, como Calarcá y Circasia, cuyos alcaldes anteriores ya vienen siendo investigados.
Pero, repetimos, mientras la Fiscalía y los jueces actúan, la sociedad civil debe empezar a pensar en organizarse, por fuera de los partidos, sin intereses grupistas o corporativistas, para hacer un Frente Común por Armenia y el Quindío.
La situación de la ciudad es de crisis. Y en los próximos meses será más dramático el panorama económico por varias razones: la desesperanza, la desilusión, la pérdida de confianza de los contribuyentes de los diferentes impuestos. El freno que tiene el principal rubro económico, la construcción, por cuenta de unas medidas apresuradas desde la alcaldía y por la metida de las ‘narices’ en los asuntos administrativos del municipio por parte del procurador regional encargado Diego Trujillo. Por lo menos sesenta obras han sido paralizadas y muchas otras no pudieron arrancar por la incertidumbre jurídica en que la alcaldía mantiene la ciudad, frente al uso de suelos para la construcción.
En este mismo orden, la corrupción desvelada en la valorización y sus obras, tras la evidente desfinanciación de los proyectos y la encarcelación de los contratistas, hará que las pocas obras que se adelantan en dos frentes, se paralicen también en las próximas semanas.
La crisis se acentúa por la caída de los principales precios de productos agropecuarios de la región: café, plátano y cítricos. Solo nos queda el turismo, las remesas y el oscuro dinero del narcotráfico y tráfico al menudeo de drogas, que cada vez provoca más muertes en la región. Todos estos elementos combinados hacen ver un panorama oscuro para Armenia.
Es hora de unir voluntades, repetimos, por fuera de los partidos políticos. Voluntades ciudadanas, cívicas, gremiales, sindicales, sociales y de entidades de la sociedad civil, como los ambientalistas y promotores y gestores culturales para que nos pongamos de acuerdo y saquemos la ciudad y el departamento de esta profunda crisis moral.
Hay que crear un Frente Común como aquel que se hizo en tiempos de la corrupción de la Anapo, un Frente Común que nos devuelva la confianza, pero mucho más: que le arrebate la ciudad a los corruptos, que se la devuelva a los ciudadanos. ¡Frente Común por Armenia y el Quindío, ya!