Por Pablo Morales
Juan Camilo Gómez, músico de 19 años nacido y criado en Armenia, fue ganador de el Charango de Oro el sábado pasado, en el marco del Festival Internacional del Charango en Aiquile, Bolivia, reconocida como la capital mundial del Charango.
Conoció el charango cuando tenía 11 años y cursaba el grado sexto en el colegio Casd, también de Armenia, al primer acercamiento dice que se enamoró por completo y de inmediato del instrumento. Además, gracias a sus constantes viajes a Ecuador con sus tíos, cuando era niño, recibió la influencia del sur, la música latinoamericana, que ha marcado su vida hasta hoy.
Como muchos de nuestros embajadores que han triunfado en el exterior, tuvo que conseguirlo a punta de autogestión, pasar por dificultades, desde tener que trabajar duro con su arte que es la música, hasta tener que vender su guitarra, y así juntar la plata suficiente para pagar su vuelo hasta Perú y luego pasar por tierra hasta Bolivia.
No recibió apoyo monetario de ningún ente departamental, ni municipal, a pesar de haberlo solicitado con meses de anticipación, la respuesta fue que no había rubro para esos propósitos. Pero sí contó con una carta de recomendación firmada por la secretaría de Cultura del departamento que tuvo que rogar y recurrir a palancas, según manifiesta, para que le fuera dada, previa advertencia, de que no fuera para alguna otra cosa rara. Entendible en un país como el nuestro, pero injusto con nuestros embajadores culturales, así es la vida.
Es en la frontera entre Perú y Bolivia, donde se le presenta una talanquera más, como si hubiera sido poco el esfuerzo para llegar hasta allí, fue encerrado, requisado y robado en algunos cientos de Pesos bolivianos, pero logró salvar unas bolsas de café que llevaba como regalo.
Con unos billetes menos, y un presupuesto insuficiente, siguió su camino hacia Aiquile rumbo al festival y como la vida no se queda con nada, y menos a quien camina con determinación tras sus sueños, aparece en su camino Hernán Mérida Claros, un quechua, aquileño, noble y amable, quien fue premiado en años anteriores como constructor de charangos, le abrió las puertas de su casa y lo hospeda hasta este momento.
A Hernán lo conoció hace 6 meses cuando estuvo de viaje por el continente con quién él llama, su hermano musical, Daniel Algiro Zapata, ambos conforman el duo, “Tierra de Fuego”. Fue el mismo Hernán Mérida, quien fabricó su charango y le avisó en ese tiempo del festival a realizarse en noviembre.
Tan pronto llegó Juan Camilo a Colombia, comenzó a prepararse para el festival, a estudiar bastante y a sacar un repertorio interesante para mostrarlo.
Sobre el Charango de Oro recibido, dice Juan Camilo: “Uno se siente muy feliz y muy dichoso, como decimos, de contar con un premio como estos , porque más que representar al departamento, o, al país, eso es algo muy bonito… siente uno el respeto de la gente de acá, porque aquí es un premio muy importante, pero es triste como uno ve que no lo apoyan en lo que uno hace… “
Afirma que cumplió con una de tantas misiones que tiene por cumplir, agrega que los sueños son los que nos llevan a vivir cada día, a sentir que hay metas por alcanzar, y que hay que trabajar por ellos, nunca parar.
Sabe que vienen otros retos, como lo es seguir haciendo cultura a lo largo del continente, poder darle fuerza a un nombre y moverse con esas propuestas artísticas, y que después vendrán otros continentes, hasta tener todas sus misiones cumplidas.