Los primeros seis meses a partir del terremoto del 25 de enero de 1999 Carlos Alberto Mejía y su equipo del Icbf, estuvieron de lunes a domingo, sin descansar un solo día, metidos en la bodega del antiguo Idema trabajando en la distribución de los alimentos que se repartían para los alojamientos temporales y asentamientos instalados en el departamento.
En su condición de funcionario de la entidad estatal, hace 20 años Carlos Alberto Mejía en el Icbf en Armenia, representó al director general de la entidad en la organización de todo lo relacionado con la asistencia social en la región azotada por el fuerte terremoto..
Responsabilidad
Estuvo encargado de la antigua bodega del Idema, lugar al que llegaban todos los alimentos, tenía bajo su responsabilidad la clasificación y entrega de alimentos a los alojamientos temporales y asentamientos no oficiales, que funcionaban en ese momento en el departamento.
Fue un trabajo sin descanso durante todo el tiempo con un equipo magnifico que se llevó de bienestar familiar, dice Mejía, al recordar que en esos primeros seis meses nunca tuvieron un día libre, después el impacto fue disminuyendo y pudieron turnarse para compartir con sus seres queridos los sábados o domingos. Por turnos.
Hasta el 2000
Esta labor fue muy prolongada, añade Carlos Alberto Mejía quien recuerda la dura situación que vivió Armenia y el Quindío como consecuencia del movimiento telúrico, afirma que el trabajo se prolongó debido a que la bodega funcionó dos años, todo el 99 y todo el 2000.
En la medida en que se demoraba el proceso de construcción de viviendas e infraestructura, el Forec les solicitó mantenerse en la disposición de entregar alimentos para evitar alteraciones por parte de la población damnificada y así se hizo.
Al conmemorarse 20 años del terremoto del Eje Cafetero vuelven a la memoria tantas instituciones y personas que entregaron toda su voluntad de servicio para sacar adelante a la región devastada por la tragedia.