El contexto centro para aprender, aprehender, desaprender y reaprender

10 febrero 2019 12:06 am

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Por Juan Fernández Cerón

Toda forma de pensar se basa en el dominio de saberes y experiencias, pero nuestros estudiantes no piensan dentro de cada disciplina y su correlación con otras disciplinas, es decir, asisten a clases de biológica, pero no piensan bilógicamente, ni química, ni ética, ni sociológica, ni matemática, ni filosófica, ni histórica, ni humanamente. Menos pensar como lector cuando lee, como escritor cuando escribe y mucho menos como escucha. Esta es la razón de la existencia de pobres lectores, escritores y escuchas. Asisten a cursos de matemáticas, linguística, literatura, filosofía, etc. a memorizar y a repetir, sin relacionar, aprehender, desaprender y reaprender el significado y la lógica de cada disciplina con la vida y su entorno

Pensamiento crítico

Para lograr un estudio de calidad, es necesario iniciar a inducir el desarrollo y destrezas del pensamiento crítico significativo, porque todo análisis requiere del conocer elementos del pensamiento y la evaluación del conocimiento de los estándares intelectuales.

Este sería verdaderamente un enfoque basado en aptitud, que contribuya a transformar los procesos de enseñanza – aprendizaje critico significativo, por cuanto articula la teoría con la práctica, contextualiza la formación, orienta la organización de las problemáticas, promueve la formación integral, integra el saber y el conocer con el saber hacer y el saber ser, estableciendo estrategias de autoevaluación permanentes y de rigurosidad, basados en el desempeño de cada ser, ante situaciones problemáticas del contexto humano, social, familiar y científico. Recordemos que el conocimiento existe, entonces, la preocupación debe ser, el buscar características metodológicas o un método especial para descubrir conocimiento, ya que, el conocimiento es una praxis de interacciones intersubjetivas entre sujetos, enfocadas a un contexto social, político, económico, familiar, institucional o de región donde actúan los interlocutores.

Currículos desajustados

Nuestros currículos son desajustados, descontextualizados a los requerimientos del ser humano, responden básicamente a las necesidades de un sistema o a cumplir una tarea, donde los sujetos involucrados en el proceso pedagógico no se reconocen en sus identidades, se construye un imaginario social, familiar, institucional y cultural, donde sus fuerzas que contienen las energías de los sujetos se hacen incapaces para resolver los problemas que se les presentan en su diario vivir.

Pedagogía de la conformidad

No existen propuestas pedagógicas sin conflictos. Parecería que la práctica y proyectos pedagógicos en el Quindío y en Colombia, están planteados para la conformidad, la inhibición del pensamiento, del deseo y del saber. Una escuela, llámese universidad, preescolar, básica etc., que niega o evade el conflicto, forma para que no se actúe, para no llegar a ser sujeto de la historia y seguir repitiendo la historia, que son una de las tantas formas de impedir y de controlar el pensar, el sentir, el actuar, el ser crítico, el trasformar y el ser.

Lo educativo está caracterizado como un campo de combate o como pedagogía en y con conflictos cotidianos que los actores educativos deben leer.

Educación sometida

Nuestras escuelas, están sometidas, claro está, en contra de la voluntad de muchos maestros, a formar un estudiante para que funcione como lo necesitan los intereses determinados y a reprimir el pensamiento crítico.

Las palabras de moda de la educación actual: competencias, desempeños estándares, ciudadanía, calidad. Ya se olvidaron los objetivos, los logros, los indicadores de logros, cuáles serán los nuevos términos de MEN actual, tal vez dirán: globalización, comercialización, corrupción y los maestros haciendo la tarea que se impone

Mutuo aprendizaje

La calidad es una comunicación especial integral desde el aula, como hecho pedagógico, que para lograrlo necesita:

Que el saber, que el maestro va a socializar o interactuar, responda al contexto.

Que se dé el milagro del mutuo aprendizaje; que tanto maestro como discípulo y sociedad aprendan uno de otro, donde cualquier problemática lleve siempre a un texto y a un cambio social.

Que los currículos respondan a un contexto.

Que las secretarías de educación presenten un currículo con necesidades de cada contexto de su región, para que la escuela, responda y produzca cambios personales, familiares, sociales desde su entorno.

Los currículos deben responder al contexto y a las necesidades de los estudiantes y de los padres de familia, para que no vean al maestro como el simple calificador, haciéndolo culpable del comportamiento, de los saberes de los estudiantes y los culpables, de la situación actual de nuestra sociedad. El tiempo de dictar clase con tiza y tablero, ya quedó en el olvido, debe existir una escuela con principios pedagógicos filosóficos, de razonabilidad de cada maestro, no los impuestos y descontextualizados.

 

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