Aparte de los médicos y el personal de la salud, existen muchos funcionarios y particulares que prestan sus servicios a entidades operadoras de programas del ICBF, en forma silenciosa cumpliendo su labor para brindar garantía en el cumplimiento de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
En este momento de confinamiento es cuando se agradece y reconoce a estos apóstoles que ponen en riesgo sus vidas para garantizar el bienestar de otros seres humanos y sus derechos.
Un ejemplo claro de estos trabajadores entregados al servicio a la comunidad pese a la pandemia, son todos aquellos que laboran como formadores de vida, profesionales de la psicología, trabajadores sociales, pedagogos, manipuladoras de alimentos, servicios generales, personal de seguridad y directores de las múltiples unidades de servicio de atención 24/7, cuyas familias, deben privarse de la posibilidad de tenerlos a su lado alimentando el temor por el riesgo que corre su salud, aunque convencidos del amor que sienten al servir a la gente.
Entre estos funcionarios se identifica a los Defensores de Familia y profesionales psicosociales quienes sin tregua, atienden personalmente sus labores cumpliendo servicios en procesos de atención en actos urgentes, de protección, y en el sistema de responsabilidad penal para adolescentes, quienes llevan a efecto jornadas de disponibilidad de 24 horas al día, en periodos de duración de hasta una semana, viéndose expuestos al riesgo de atender población vulnerable sin que cese la demanda de servicios aunque se permanezca en periodo de cuarentena.