Sandra Mejía, tiene 45 años de edad, vive en Armenia, es madre y abuela, desde muy joven empezó a trabajar en casas de familia para ayudar a sostener a su mamá y cinco hermanos menores que ella, a quienes su padre dejó de un momento a otro.
Sandra se acaba de enterar que el 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico, pero esto no le hace gracia, su interés es trabajar y llevar lo necesario para que a su gente no le falte nada, lo que en esta pandemia se ha complicado al máximo, porque apenas hace un mes volvió a la casa de familia donde la emplean hace cinco años.
Sandra ha recibido auxilios en mercados, sus patrones le siguieron pagando, aunque solo la mitad de lo que se ganaba, mientras se mantuvo la cuarentena estricta, por eso ella se siente agradecida, aunque no deja de asustarle la posibilidad del contagio, al tener que salir todos los días a montarse en un bus desde el sur de Armenia para llegar hasta el hospital en donde se baja.
En medio de su humildad y sencillez, esta mujer no está interesada sino en trabajar para seguir levantando la familia, que ahora está compuesta por dos hijos y tres nietos, ella no tenía idea que se celebraba un día especial para quienes trabajan en casas de familia y se pregunta eso para que le sirve.
Esta empleada se acaba de enterar que a propósito de la conmemoración del Día Internacional del Trabajo Doméstico, quienes se dedican a estas actividades en las casas haciendo aseo, cocina, lavando, planchado, cuidando niños, jardinería, conductor de familia, y demás labores propias del hogar, podrán abrir sus cuentas en bancos a cero costos, lo que les permitirá tener historia crediticia y facilidades para el acceso a programas de vivienda y créditos, entre otros beneficios.
En Colombia el ministerio del Trabajo y organizaciones sindicales de trabajadores y trabajadoras domésticas, hace análisis a través de la Mesa de Seguimiento a la Implementación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT y que uno de los grandes logros para los trabajadores y trabajadoras domésticas, lo constituye el pago de la prima de servicios correspondiente a 30 días de salario por año, el cual debe reconocerse en dos pagos, la mitad máximo el 30 de junio y la otra mitad a más tardar los primeros 20 días de diciembre.
Esta trabajadora doméstica reconoce el pago de la prima de junio y de diciembre y admite que sus patrones la tratan bien y le tienen consideración, por lo que estuvo muy preocupada en su casa durante la cuarentena pensando en las dificultades que ellos estaban viviendo solos en la casa, porque son personas mayores y sus hijos viven lejos.