Por Faber Bedoya Cadena
Resulta impensable en los tiempos modernos, concebir una persona analfabeta. En los términos en los cuales conocimos la palabra. Designaba a quien no sabía leer y escribir. Entre otras cosas, porque no pudo ir a una escuela, ni los primeros años. Aunque supiera hacer cálculos numéricos, y se expresaran bien. Sostuviera una conversación con solvencia sobre temas de su actualidad. Conocimos ilustres analfabetas. Portadores de grandes enseñanzas que transmitían a sus hijos. Que si fueron a la escuela. Poseedores de grandes extensiones de tierra, que era la riqueza de entonces. Solo sabían firmar. O firmaban con una X. Firmaban por él, a ruego. O manifiesta no saber firmar. Estos eran analfabetos.
El índice de analfabetismo en el año 1946, era del 42%. En 1958 del 36% y en 1974 del 21%.
Otras personas sabían leer y escribir, pero tenían dificultades de comprensión lectora. Para escribir textos legibles, comprender la señalización. Producir, organizar y sistematizar información, llenar formularios, leer un texto fluidamente y con sentido. O sea, no sabían cómo poner a funcionar las herramientas de lecto-escritura y cálculo que ya poseian. O no las volvieron a emplear. En sus oficios no las necesitaron. Su rol en la vida lo llevo por rumbos muy diferentes. Estos eran analfabetos funcionales.
Conocimos también, destacados autodidactas. Que eran aquellos que tenían nociones de lectoescritura, y continuaban su aprendizaje por ellos mismos.
La tasa de analfabetismo del 21% en 1974, bajó al 9% en el año 2000. En el 2018 el índice de analfabetismo en Colombia es del 5.8 %
Todo marchaba bien. Pero a partir de 1990, cuando aparece el internet en el mundo, y el uso de los medios digitales se hizo cada vez más necesario, para la comunicación laboral y personal, todo volvió a ser en blanco y negro. Toda vez que el uso de este tipo de sistemas está mediatizado por el acceso a la tecnología y el conocimiento de la informática. Nueva ciencia de la información y la comunicación. Creando nuevos lenguajes. Nuevo modo de comunicarse entre las personas. Creó generaciones, por las características del tipo de comunicaciones y aplicaciones que utiliza. Haciendo que unos si las conozcan y una gran masa de la población las desconozca. Identificando personas que carecen de la capacidad, o posibilidad, de acceder, administrar, comprender, integrar, comunicar, evaluar y crear información de manera segura y adecuada a través de tecnologías digitales. Lo cual significa que es mucho más que poder usar de manera básica un celular o computador Son los analfabetos digitales.
El índice de cobertura de internet en el país en el 2020, es del 80%.
Inmersos en la sociedad y desde todos los tiempos, hay personas a las cuales se les dificulta, entender y manejar las propias emociones. comprender a los demás. Reaccionan de manera desmedida ante cualquier problema, se sienten agobiados, y superados por las dificultades, sean pequeñas o grandes. Comprender realidades diferentes a la suya. Incapacidad para crear lazos afectivos, de dar y recibir afecto. De darse. Desinterés en las relaciones personales. Falta de sensibilidad, pensamiento polarizado, represión, racismo, sexismo, narcisismo. Necesidad obsesiva por tener la razón. De aprobación. Miedos excesivos. Fanatismo político, deportivo, ideológico, religioso, sexual. Actitud autócrata, inflexibilidad, intolerancia a la crítica. Coleccionistas de apegos. Ausencia de autocrítica. Represión, censura, estrés, cultivadores de miedos, productores de ansiedades. Repartidores de desdichas. Mínima resistencia a las frustraciones. Adocenados, dependientes físicos, emocionales y psicológicos. Con rutinas obsesivas y compulsivas autodestructivas, al trabajo, al juego, drogas, comida, sexo. Pesimismo, victimismo. Agresivos como manifestación de la frustración. Inadaptación. Persistencia del pasado y temor al futuro. Resistencia al cambio. Son los analfabetos emocionales.
Durante el tiempo de la cuarentena y como producto de la pandemia, se han incrementado los índices de enfermedades emocionales en el país.
Presentes en todas las sociedades y desde todos los tiempos, hay personas que se resisten a modificar comportamientos. Qué a pesar de todas las evidencias, en vivo y en directo, en tiempo real, de la necesidad de adaptarse a los cambios que la naturaleza y la sociedad están imponiendo, siguen actuando de la misma manera. Pero esperando resultados diferentes. Sin leer los signos de los tiempos. Negándose al desaprender. Son los analfabetos de hoy.
Necesario es reaprender. Borrar archivos. Modificar paradigmas. Actualizar marcos conceptuales. Contextualizar aprendizajes. Dinamizar relaciones. Reemplazar tradiciones enquistadas. El aquí y el ahora. Permanente reaprender. Ampliar portafolios de respuestas a la vida. Incrementar la resistencia a la frustración. Enfrentar el mundo con la fuerza del espíritu. Con el poder del Dios en nosotros. El yo soy. Libres de ataduras. Libres en la verdad. Con la alegría de volver a aprender. Reaprender. Incorporar a nuestro repertorio de proposiciones los adelantos tecnológicos. Ser ciudadanos de la aldea global. Unidos en la diversidad. Proactivos. Asertivos. Es el nuevo alfabetismo.
Y la gran pregunta que ronda en el universo, todavía sigues siendo fanático del deportes Quindío, doctor Gabriel.