Ayer y hoy al compás del tango
Por Darío Tobón Montoya
A fines de 1928, con Juan De Dios Filiberto, compuso Malevaje que estrenó Azucena Maizani en el balcón de la casa de Filiberto, que la acompañó con su piano.
(En este vínculo puede ver el video de Malevaje: https://youtu.be/rZVJQ0zPMFg)
Sigue la producción de los inmensos tangos, haciendo su ingreso a lo grande con Cambalache, un tango que al lado de La Cumparsita comparte la admiración mundial. Este tango se escribió para la película El Alma del Bandoneón, donde la estrella era Libertad Lamarque. En esa cinta lo cantó Ernesto Famá. Para entender su letra hay que conocer de los personajes allí mencionados que por esa época eran populares: Stavisky, estafador internacional. Don Chicho, capo mafioso. Mignón, legendaria prostituta. Primo Carnera, campeón de boxeo argentino. Don Bosco, fundador de la congregación Salesiana. El prócer argentino San Martín. Napoleón. Con este tango Discépolo rompe el molde de la poesía tanguera vigente. Contiene una frase enigmática que traduciré. Esa frase es “igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches/ se ha mezclado la vida/ y, herida por un sable sin remache/ ves llorar la Biblia contra un calefón”.
Sable sin remache, es el gancho para papel higiénico, muchas veces papel periódico recortado, que se usaba antes de aparecer los rollos actuales.
Los predicadores protestantes regalaban Biblias y el fino bloque de papel de ellas, desprovistas de las tapas, se colgaba de los ganchos situados al lado de un calefón, es decir, inodoro. La Biblia lloraba a causa del destino tan bajo que se le daba.
Este tango lo estrenó Sofía Bozán pero nunca lo grabó. Es un símbolo de la década infame de los años 30.
(En este vínculo puede apreciarse la insuperable versión de Cambalache con Julio Sosa:)
Para culminar con 3 de los más grandes tangos que escribió Discépolo, hablaremos de Tormenta, del año 1939, escrito a causa de la angustia que le provocaron las grandes tragedias que se avecinaban, como fue la segunda guerra mundial. Es el grito desesperado, sin respuesta, de un agnóstico.
(En el siguiente vínculo podrá apreciar la interpretación de Tormenta en la voz de Rubén Juárez)J
En la mayoría de sus tangos, – con excepción de unos pocos con música de Mariano Mores al final de su vida; otros al principio con Juan de Dios Filiberto y algunos escasos con música de Luis César Amadori – el escribió su música, después de una ardua y prolongada gestación de la letra. Con dos dedos sobre el piano iba apareciendo la melodía, que un músico y pianista amigo, casi siempre Lalo Scalise, pasaba al pentagrama y la armonizaba. En sus poemas está ausente la influencia modernista y se fue por un realismo doloroso, el grotesco, que aprendió de su hermano, el que le impidió vivir una infancia dulce y placentera.
Carlos Gardel, que fue el impulsor de las nuevas figuras del tango, como Celedonio Flores y Enrique Cadícamo, grabó casi todos sus primeros tangos, lo que permitió el amplio conocimiento de su obra. Se dice que la versión que hizo Carlitos de Yira Yira en octubre de 1930, se constituye en uno de los mayores escalones que ha alcanzado tango alguno. Por todo lo dicho antes, sorprende, que Discépolo haya descubierto que tenía su corazoncito tierno y romántico que lo expresó lindamente en el vals Sueño de Juventud.
(Aquí, el vínculo con el video de Sueño de Juventud, con Virginia Luque)J
Una parte importante de Enrique es la de cineasta, como actor y director. Recordemos sus películas Cuatro Corazones y La Luz de una Estrella. Fuera de ello, alcanzó a tener una orquesta típica de corta existencia y sin resonancia especial.
Su vida con Tania será relatada en mi próxima crónica.
En Enrique Santos Discépolo era notoria su sensibilidad social. No he podido averiguar si en su corta vida tuvo alguna definida afiliación política. Pero con el inicio y auge del Peronismo, él creyó que su política justicialista de subsidios y de donaciones era la que necesitaba el pueblo argentino. Asumió definido compromiso con este movimiento, al que defendió, con denuedo y agresividad en el que fue un breve y fulminante programa de radio, llamado “pienso y digo lo que pienso”. Él hacía el papel de Mordisquito, un incisivo y crítico personaje. Esa posición produjo el abandono por todos sus mejores amigos. Ello le causo tanta afectación, que dejó de comer, su delgado cuerpo tomó apariencia cadavérica y su corazón, cansado, se detuvo el día 23 de diciembre de 1951, a sus 50 años de edad. Antes de morir, cuando llegaban con una droga en una jeringa, decía: me la van a tener que poner en el sobretodo. Recién muerto, Armando preguntó al médico: ¿de que murió? Y respondió: de ganas.
NOTA: entre los papeles que dejó se encontraron 3 tangos inconclusos: Fangal, que terminaron los hermanos Homero y Virgilio Expósito. Mensaje, que concluyó Cátulo Castillo. Y Andrajos, que finalizó Alberto Laureano Martínez.
(Continuará)
Armenia, julio 30 de 2021