Varios hechos delictivos se han presentado en las últimas semanas en el municipio de Pijao, en la cordillera del Quindío, que tienen aterrorizada a una parte de la población y particularmente a quienes habitan las zonas rurales, según denuncias conocidas por EL QUINDIANO.
Semanas atrás, un grupo armado secuestró a una dama que en moto se movilizaba hacia su sitio de trabajo en un sector veredal. Inmovilizada y amenazada la obligaron no sólo a entregar sus tarjetas bancarias y sus respectivas claves, literalmente vaciando sus cuentas, sino que también tuvo que entregar las llaves de su casa. Mientras uno de los captores se quedó vigilándola en un paraje solitario por cerca de 24 horas, sus secuaces fueron hasta su residencia en el perímetro urbano de una localidad que limita con la “ciudad sin prisa” y prácticamente la desocuparon. Y aunque han pasado varias semanas, su situación psiquiátrica es altamente preocupante.
El otro caso se presentó en una finca hasta donde llegaron hombres encapuchados y armados. Allí una pareja de esposos fue amarrada y encerrada en una de las habitaciones. No contentos con haberlos puestos en estado de absoluta indefensión, le echaron candado por fuera a la puerta y uno de los bandidos se quedó custodiándolos mientras aseguraban su cometido. Temerosos por cualquier retaliación, el hombre y la mujer estuvieron allí ‘encarcelados’ de un día para otro, hasta que decidieron romper una de las paredes para poder salir, encontrándose que se habían llevado su camioneta y elementos varios avaluados en más de cien millones de pesos.
Lo más preocupante, según ha trascendido, es que para los afectados de este último caso, más terrible que la traumática experiencia vivida, es sentirse revictimizados una y otra vez por diversos organismos de seguridad del Estado, ante su desidia e irrespeto para con estos ciudadanos, al reprocharles – por parte de uno de sus investigadores, que “si acaso no sería un auto robo para cobrar un seguro”.
Otros hechos se han presentado en esta jurisdicción, pero la mayoría permanecen en la vida privada, sin denuncias, por temores ante las amenazas de los delincuentes.
EL QUINDIANO habló con algunos de los afectados, que prefieren no dar sus nombres para proteger a sus familiares y sus bienes. En Pijao y gran parte de la cordillera están actuando grupos armados ilegales, delincuentes dedicados a asaltos y secuestros, según aseguran propietarios de predios en esta municipalidad.