Por Iván Restrepo
“Dos años de pandemia de COVID-19 ya han causado suficiente sufrimiento a las personas, a la sociedad en su conjunto y a la economía. No podemos permitirnos que esto continúe. Debemos reconstruir y mirar al futuro con esperanza, no con miedo.
La paz y el entendimiento mutuo son ingredientes esenciales para la recuperación. Ahora es el momento de que trabajemos juntos, y es la hora de la diplomacia y no del conflicto. No debemos permitir que las tensiones políticas se conviertan en una crisis que socave nuestro progreso colectivo.
El turismo es el principal puente para el entendimiento. Tiene una capacidad única para promover la paz entre los pueblos de todo el mundo. La Organización Mundial del Turismo (OMT) apoya firmemente al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en su llamamiento para que todos los países resuelvan las disputas por medios pacíficos y no mediante el conflicto, y para que respeten en todo momento la seguridad internacional y la justicia.
Como parte de las Naciones Unidas, que da voz a personas de todas las regiones, orígenes y nacionalidades, la OMT tiene la convicción de que el espíritu de solidaridad internacional y los valores compartidos que definen no solo al turismo, sino también al conjunto de la humanidad, han de prevalecer. Esperamos que los esfuerzos diplomáticos para evitar el conflicto continúen y que logren el éxito.”
Zurab Pololikashvili
Secretario General
Como si no fuera suficiente, primero la Pandemia mundial por el COVID19, y ahora esta perversa guerra nos azota, con repercusiones globales y ni que decir de todos los que de alguna forma dependemos del movimiento turístico mundial. Las repercusiones ya se están comenzando a sentir, inclusive en nuestro entorno, al subir el combustible, todo lo demás sufre incrementos impensados, no más miremos en nuestro entorno, al punto tal que los menús de los restaurantes a la calle y de los hoteles les tocó actualizarse en precios so pena de correr con una operación al pierde. Precisamente ayer, un almuerzo corriente en un conocido restaurante en donde antes almorzaba por $12.000, esta vez el desembolso fue de $14.000; adicional, sospecho que el gramaje de la proteína disminuyó de forma tal que si las alzas continúan, es probable que veamos desaparecer a la proteína; la paradoja: “El incremento en los precios, es inversamente proporcional a la disminución en el tamaño de la carne”, cosas de la vida.
En el año 2019 ingresaron a Rusia 24.5 millones de turistas, y a Ucrania, 13.5; entre ambos países, el total de turistas llegados fue de 38 millones quienes con un gasto promedio por viajero de U$690 irrigaron divisas a la economía Rusa por valor de 26 mil millones de dólares aprox. Una cifra nada despreciable, que motiva a pensar el estado actual del turismo interno en estos países, y a esto, adicionarle el daño que debe de estar causando en los países que emiten turistas hacia allí, incluido Colombia, el otro día hablaba con unos colegas del sector en Bogotá, especializados en mercado emisivo hacia estos y otros países similares en modalidad circuitos; el desespero cunde enormemente.
La otra cara de la moneda en el turismo egresivo ruso, esto es los rusos y ucranianos con alto poder adquisitivo que suelen viajar por el mundo; hasta por acá nos llegaban; en fin, todos salimos perjudicados.
Hay que seguir pendiente procurando que esta situación se normalice a la mayor brevedad; no hay cuerpo que pueda resistir tanto.
Como dice el locutor; seguiremos informando;
Hasta la próxima.
