Gilberto Zaraza Arcila
Con los resultados de las elecciones para el Congreso celebradas el pasado domingo, se dio un gran paso al anhelado cambio y a las transformaciones que permitan recuperar la democracia, las libertades y las oportunidades para todos; que las mayorías de colombianos reclaman.
En las consultas presidenciales fue arrollador el triunfo de la consulta del Pacto Histórico, la más votada con 5.8 millones, donde Gustavo Petro obtuvo cerca de 4.5 millones de votos, duplicando al ganador de la consulta de la derecha y sextuplicando al ganador de la consulta del centro. Francia Márquez, la segunda del Pacto Histórico con más de 780.000 votos, superó a todos los demás candidatos, exceptuando a Fico.
En las elecciones para el Congreso el Pacto Histórico con listas cerradas, también es la fuerza política más votada con 2.3 millones para senado y 2.5 millones para la Cámara; obteniendo 16 curules en el senado y 29 en la Cámara, 4 en coalición con otras fuerzas progresistas. Para un total de 45 congresistas.
Sin embargo, como siempre, deja muchas dudas el escrutinio de la Registraduría, por la comisión de un nuevo fraude electoral. En 29.425 mesas, el 26.25% del total de las 112.900 mesas, no aparece un solo voto por el Pacto Histórico. En 23.072 mesas duplicaron la votación de las listas abiertas, al contabilizar un voto por el partido y otro voto por el candidato. Además, de 5.8 millones de votos por la consulta del Pacto, solo 2.3 millones, el 40% votó para el congreso. Mientras que para la consulta de la derecha y del centro, del total de la votación, entre el 95% y el 100%, también lo hizo para el Congreso.
Desafortunadamente, también ganaron las maquinarias clientelistas corruptas de los partidos tradicionales, que compran votos y eligen la mayoría de congresistas, con el apoyo del gobierno nacional que dilapidó 52 billones de pesos en contratación para aumentar la clientela electoral de los candidatos amigos del gobierno. La abstención que aumentó al 55%, y el voto en blanco que bordea el millón de votos. Si la democracia es el gobierno de las mayorías del pueblo, por el pueblo y para el voto, que vota libremente; es claro que en Colombia no hay democracia.
En el departamento del Quindío, el resultado es una vergüenza más a nivel nacional. Fueron elegidos Piedad Correal, Sandra Aristizabal y John Edgar Pérez, cuestionados por la posible comisión del delito de constreñimiento electoral en las elecciones pasadas; con pruebas contundentes que soslayó la fiscalía. Estos impresentables candidatos fueron apoyados por las corruptas maquinarias clientelistas de la Gobernación y la Alcaldía, que les direccionan la votación de los empleados y contratistas; y aprovechando la suspensión de la ley de garantías, contrataron más de 3.000 personas con una inversión superior a los $50.000 millones, para aumentar la votación de sus candidatos.
Como el candidato de la alcaldía solo obtuvo 32,000 votos, eso significa que el voto por Perea tuvo un costo superior al millón de pesos. Aunque esa curul está en riesgo, porque en el escrutinio definitivo podría perder los 232 votos que le permitieron superar el umbral.
Con estas espurias elecciones el departamento asumió un enorme riesgo. Si la Fiscalía y la justicia actuaran de manera independiente, oportuna y en estricto derecho, las investigaciones sobre los elegidos podrían llevar a su condena y el Quindío perdería las 3 curules a la cámara; porque se aplicaría la silla vacía. Causando un enorme perjuicio al departamento, por la irresponsabilidad e imprudencia de los partidos liberal y Cambio Radical, al dar avales a candidatos con escándalos por corrupción electoral.
Por intereses personales y egoísmo, los movimientos alternativos perdieron la gran oportunidad de haber presentado una terna que unificara a todos los sectores progresistas. Lo que habría permitido obtener una votación superior a 50.000 votos, aumentando el umbral y logrando la elección de 2 congresistas. Los mayores responsables de este descalabro son el diputado Luis Carlos Serna de Colombia-UP, que creo incurrió en doble militancia al descalificar la candidata del Pacto Histórico y respaldar al candidato Felipe Robledo de otro partido (Alianza Verde). También son responsables del fracaso, el mismo Robledo, Felipe López, Gonzalo Osorio, Alberto Pineda y los indignos integrantes del “comité de ética” Carlos Rozo, Oliverio Gómez y Alejandra Vera, que prohijaron la división y destruyeron el Pacto Histórico Quindío. Su actitud mezquina impidió un triunfo que pudo ser histórico. Prefirieron perder el poder a compartirlo.
En Pereira la Capital del Eje cafetero, que siempre nos da lecciones de inteligencia y sensatez, si antepusieron los intereses de la comunidad a los personales; se fueron unidos y lograron elegir 2 representantes a la cámara, que perdieron los partidos Conservador y “Centro Democrático”.
En el Quindío también ganaron los delincuentes que venden el voto y la abstención con el 54.4%. De 487.800 personas habilitadas para votar solo lo hicieron 222.500. Con solo 70.000 votos, el 31.5% del total de la votación, el partido Liberal y Cambio Radical, que trabajaron con equipos unificados se quedaron con las 3 curules. Por el contrario 152.000 votantes divididos y dispersos en diferentes movimientos personalistas, no lograron ninguna curul. La unión garantiza el triunfo, la división la derrota.