Por Iván Restrepo
Muchos destinos del mundo, entre ellos el nuestro, luego de años de haber incursionado en la oferta turística mundial, no logran hacer que la mano de obra necesaria para atender las necesidades de los huéspedes en alojamientos, sitios gastronómicos, atracciones turísticas, almacenes, transporte y otros logren entender que los días en donde hay que trabajar más son los fines de semana, días de fiesta y las bien llamadas altas temporadas.
Con excepción de aquellos destinos ya consolidados como “turísticos” caso Cartagena, San Andrés, por solamente citar algunos de Colombia, con frecuencia, en un proceso de entrevista, cuando se toca el tema de los días dominicales y descansos, el entrevistado manifiesta que está disponible para trabajar siempre y cuando pueda disfrutar de sus sagrados días de fiesta y fines de semana, para hacer con ellos lo que a bien tenga. Confieso que estoy de acuerdo con los derechos de las personas, por algo siempre he pregonado que en el aspecto laboral, quienes laboramos en esta la industria bien llamada sin chimeneas somos anormales; léase bien ANORMALES, nos toca ponernos el overol cuando nuestros congéneres están en casa o paseando. Bien lo pregona un dicho de nuestro sector: “Quienes trabajamos en la industria sin chimeneas, y los ginecólogos, tenemos algo en común; laboramos en donde el resto del mundo se divierte”
A todas estas, muchos propietarios de Restaurantes, Almacenes, Centros Comerciales y similares, a estas alturas del proceso evolutivo, de destino tradicional hacia destino turístico todavía deciden no abrir al público estos días, dejando al turista mirando para arriba cuando de elegir un restaurante para su almuerzo o cena familiar o de amigos se trata. Ya se aproxima Semana Santa y verán ustedes cómo en estos destinos emergentes (desde el punto de vista turístico), los sitios de atención al público que están disponibles, se pueden contar en una sola mano.
Comercialmente hablando es difícil digerir, que en los días de una mayor afluencia decidan cerrar en vez de permanecer abiertos y compensar al personal con unos días de asueto cuando los turistas se han marchado. Los invito a que hagan el ejercicio financiero y sopesen, cada uno en su negocio; van a ver cómo es mucho mejor mantener las puertas abiertas. Conozco de muchos destinos turísticos que han optado por medidas que satisfacen a compradores y vendedores mayormente aquellos ubicados en los centros comerciales –los hoy llamados “malls”– quienes a través de sus respectivos gremios y cámara de comercio se han dado a la tarea de diseñar un calendario anual de establecimientos que abrirán sus puertas al público durante los días de asueto en general; esta es una tarea de concertación que bien puede hacerse en el destino de marras, teniendo en cuenta la parte más importante de este proceso: avisar a los turistas y visitantes con la debida antelación, no vaya a ser que vayamos a tenerlos deambulando por doquier en la búsqueda del anhelado restaurante o almacén en donde comprar los regalos, suvenires etc.
Todo lo anterior nos invita a hacer una reflexión sobre el modelo que cada día se hace más recurrente: Los hermanos venezolanos trabajando en empresas de los servicios antes mencionados, ellos sí, dada su necesidad no ponen reparos al momento de aceptar una propuesta laboral. Qué lejanos están los años en donde al contrario, muchos de nosotros, los que emigramos hacia otros destinos, al momento de buscar trabajo, no poníamos reparo alguno.
NOTAS BREVES DEL QUINDIO: Esta ya en circulación la edición No. 26 correspondiente al año 2022 de la revista/libro NATURALEZA & DESCANSO; todo el contenido de la edición es altamente importante no solo para el turista y visitante; lo es también para nosotros los residentes de este nuestro Eje Cafetero. Para Martha Cecilia Arcila Zuluaga su directora, como siempre, mis mejores parabienes; su aporte a nuestro sector es invaluable.
Hasta la próxima mis queridos lectores.
