Somos violentos

3 abril 2022 4:49 pm

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“Somos violentos
Ya lo sabemos
No lo escondemos
No somos muchos, somos pocos
Con la rabia entre los ojos”
(Nepentes)

 

Por Johan Andrés Rodríguez Lugo

La violencia está en nuestras vidas desde siempre y nos violentan o violentamos de diferentes maneras, incluso por nimiedades, porque no nos gusta tomar sopa y entonces nos obligan, porque no queremos ir a un sitio y entonces nos obligan, porque queríamos salir hasta tarde cuando éramos niños y entonces nos regañaban, nos castigaban y nos encerraban para que no saliéramos porque la calle es peligrosa y algo nos puede pasar, porque lo sabemos, claro, vivimos en una sociedad violenta. La formación como la conocemos se construye desde la violencia disfrazada de formación. Vivimos en una ciudad violenta, en un departamento violento, en un país violento, en un continente que se ha construido desde la violencia: Somos un mundo violento.

¿Y cómo podemos reconocernos desde la violencia? Piense en la última vez que lo robaron o lo intentaron robar. En la cuadra donde vive papá, por ejemplo, hubo un tiempo en que los vecinos se armaron para protegerse a causa del aumento de robos. Los estudiantes salían de los colegios y los robaban, las señoras iban por sus hijos y las robaban, los trabajadores salían temprano o tarde y los robaban. Un día papá y yo estábamos en la tienda del barrio tomando cerveza, de repente escuchamos el grito de ¡Cójanlo! ¡Cójanlo! y en la esquina vimos bajar corriendo a un muchacho, había robado a un estudiante y los vecinos lo alcanzaron. Papá entró a la casa, se calzó sus botas negras, las que usa para trabajar, que tienen platinera en la punta y salió corriendo hacia la esquina. Yo me fui detrás de él, los otros muchachos ya tenían al ladrón en el piso, lo golpearon hasta hacerlo sangrar, cuando papá llegó bastó una patada en la cabeza para que el hombre gritara y pidiera que se detuvieran Todos los vecinos le gritaban cosas: “Muchachos, péguenle rápido antes de que llegue la policía”, “así es que aprenden estos desgraciados a no meterse a nuestro barrio”, A los golpes es que se aprende”, “La letra con sangre entra”, “Denle más duro para aprenda”. Entre los actos violentos de los que somos testigos, el de golpear a los ladrones es el más socialmente aceptado.

Hace dos semanas Residente fue noticia por la “tiradera” que lanzó contra J-balvin y la industria de la música urbana que, según canta, ha construido un imaginario que no tiene nada que ver con lo que debería ser realmente la música o el arte. Resalta esa frase que dice: Una cosa es ser artista y otra cosa es ser famoso. Las redes sociales se inundaron de razones, argumentos y justificaciones que decían que Residente era un grosero y que siempre se metía con los que no podían responderle. Un rapero de Medellín construye otra “tiradera” contra Residente y lo que atina a responderle René es que de eso se trataba, de responder desde el arte.

Reconocemos diferentes expresiones artísticas que incomodan y por lo general son el detonante de la violencia. Molesta una pintura sobre alguien, el dibujo exagerado, una pared pintada con palabras que acusan, pancartas que dicen cosas contra instituciones, dirigentes, políticos y situaciones; canciones, obras, chistes y caricaturas que visibilizan situaciones y que nos hacen confrontarnos con nuestra condición humana, en este caso, violenta, todo esto es la causa para que quienes tienen las armas, los contactos y las formas, maten y desaparezcan a los atrevidos que hicieron el arte.

Nuestra sociedad se ha construido bajo preceptos violentos, la historia es clara, desde los inicios del mundo que conocemos la violencia ha sido un pilar importante en esta construcción y el estar en guerra es normal, pareciera que no merecemos vivir en paz porque la paz es “una utopía”, no podemos estar tranquilos, no podemos respetar y que nos respeten, no podemos ver a otros hacer cosas que nosotros no haríamos porque entonces hay que señalarlos y desaparecerlos. Residente luego de lo anterior publica el video de “This is not America” que dice:

 

Los paramilitares, la guerrilla.

Los hijos del conflicto, las pandillas

Las listas negras, los falsos positivos

Los periodistas asesinados, los desaparecidos

Los narcogobiernos, todo lo que robaron

Los que se manifiestan y los que se olvidaron

Las persecuciones, los golpes de estado

El país en quiebra, los exiliados,

El peso devaluado, el tráfico de droga, los cárteles

Las invasiones, los emigrantes sin papeles

Cinco presidentes en once días

Disparo a quemarropa por parte de la policía

Más de cien años de tortura

La nova trova cantando en plena dictadura

Somos la sangre que sopla la presión atmosférica

Gambito mi hermano, esto sí es América

 

Todo esto es lo que somos, desde Argentina hasta Canadá, aunque exista un imaginario de 3 Américas que es la causa para otras justificaciones que no caben en esta columna, pero esto es la razón para la última frase pues Childish Gambino publicó el 3 de mayo de 2018 una canción titulada “This is América” en donde se visibiliza el trasegar de la comunidad afro norteamericana en la construcción de sus formas y su cultura. Hay algo que me parece importante de ambas canciones y que Residente incluye en su video y es que mientras en el fondo de las escenas pasan cosas violentas, adelante se hace arte: se baila, hay trajes folclóricos, hay risas, cantos y demás expresiones artísticas, pero luego está la muerte. En la letra de la canción de Gambino encontramos lo siguiente:  

 

This is America

Don't catch you slipping now

Look how I'm living up

Police be tripping now

Yeah, this is America

Guns in my area

I got the strap

I got to carry on…

 

Llegar a los límites y reaccionar violentamente es un efecto de guardar, aguantar y soportar incluso nuestros propios miedos, dudas y angustias. Para alguien como yo que tiene una personalidad explosiva y que durante mi vida he gritado, golpeado paredes, dañado sillas y obvio he golpeado personas a causa de “una digna rabia” producto de lo que ahora llamamos bullying, es impresionante reconocerme en todos los actos violentos que vemos a diario, la intolerancia y la falta de empatía que nos hace decir y hacer cosas sin pensar en los resultados.

No me interesa, entonces, justificar el acto violento, mucho menos juzgarlo, lo que pretendo con todo lo anterior es visibilizarlo y decir que nuestra normalidad está construida sobre bases violentas que si en algún punto somos capaces de reconocer podremos empezar a trabajar, porque claro, no es fácil y en mi proceso ha sido complicado adelantarme a las situaciones, respirar y pensar más allá de la misma situación y lo que traería mi reacción. No lo logro aun, hay situaciones que “me sacan de casillas”, pero constantemente trabajo en esto, en revisarme y en entender que la construcción que queremos como sociedad debe iniciar en ponernos del lado de los demás, por ello me encanta esa frase de “soy porque somos” porque reconociendo mis errores en los otros y analizando que soy lo que los otros son y viceversa, tal vez las cosas empezarían a cambiar. Es un proceso, pero hay que hacerlo. Es momento de cambiar nuestra sociedad violenta.

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