Por Guillermo Salazar Jiménez
Las tres jóvenes afirmaron que sufren con las carreras que estudiaban porque se ofrecían para atender al mercado de las profesiones, pero poco fundamentadas en un proyecto de país. Rusbel Caminante dedujo que la educación está al margen de las soluciones a los problemas nacionales. El Estado niega su participación política, olvida su función social como ente pensante y articulador de acciones comunitarias.
Para los candidatos la educación no se constituyó en centro de la discusión, igual resultó inverosímil que no le otorguen el significado que debe ocupar en sus propuestas de gobierno, dijo Rusbel Caminante. Aseguró que la educación es el sector mediador para la materialización de consensos sociales; vista así, la educación será la promotora del desarrollo individual y social integrador e impulsora de la transformación digna y pacífica.
La educación es para formar ciudadanos, expreso aquel amigo, nunca para convertir comunistas a los niños. Visión restringida, ripostó Rusbel Caminante, porque los problemas no son asunto de ideologías, la realidad se construye social y culturalmente en un proceso continuo y permanente consensuando entre diversos actores. Por ello, la educación no la pueden delinear solo especialistas que desde sus oficinas imaginan las causas de los problemas y, así mismo, las soluciones. Al contrario, el origen y la validación de tal proceso necesita de la imaginación y experiencias colectivas; de la percepción sobre la esperanza de vida futura, de las posibilidades para recuperar la confianza en cada quién y en la convivencia para la paz. Justamente estas competencias escapan de las oficinas de aquellos especialistas que poco o nada se untan de la realidad nacional.
Los candidatos presidenciales tienen la educación como punto central de sus programas de gobierno, dijo aquel amigo, otra cosa es que en los debates no se discuta. Parece que usted, querido amigo, no leyó los programas presentados. Los de Gustavo Petro y Sergio Fajardo presentan propuestas de intención, varias de ellas de vieja historia, aunque solo Petro explica las diversas fuentes sociales y comunitarias consultadas para justificar los problemas y proponer las soluciones, en “más de 64 plazas públicas, en territorios campesinos, afrodescendientes, negros, palenqueros, raizales e indígenas en todo el territorio nacional, así como con mujeres, estudiantes, empresarios, académicos e investigadores…”- Colombia potencia mundial de vida, página 7 -. Fico no propone nada.
Aquel amigo insistió, el profesor Fajardo presentó una programación amplia para resolver los problemas educativos. Cierto, respondió Rusbel Caminante, la educación hace parte de 32 puntos donde cada uno presenta las acciones previstas. Las fuentes son datos de estudios o documentos, y las propuestas, sin definir el cómo alcanzarlas, denotan el talante demagógico, por ejemplo: “La educación pasará de ser una fábrica de reproducción de las desigualdades a una fábrica de creación de oportunidades y para lograrlo, empezaremos por cerrar las brechas que se crean desde la más temprana edad, llevando la cobertura en primera infancia a todos los niños y niñas de 3 a 5 años”. – La esperanza es con Fajardo, introducción al capítulo sobre educación -.