Por Manuel Gómez Sabogal
Cristianos, católicos, anglicanos, musulmanes, religiosos, todos oran en Semana Santa. Hay iglesias, mezquitas, cultos llenos de personas que oran, rezan, cantan, entonan plegarias, sienten la voz de Dios, el abrazo de Jesucristo, el amor del Espíritu Santo.
Papa, Obispos, sacerdotes, pastores, ujieres, amigos, enemigos, todos hablan de reconciliación, paz, amor, abrazos, sentimientos. Una Semana Santa para meditar.
Padres, hijos, familiares empacan maletas para alejarse del bullicio de la Semana Santa. La Costa, el eje cafetero, Panaca, el Parque del Café, las fincas, los lugares predilectos y elegidos para la Semana Santa. Descanso.
Hoy, leo los periódicos, escucho la radio y veo en televisión las mismas noticias, las cuales no son tan malas, sino pésimas. Nada cambia. Ni las reuniones en iglesias, mezquitas y cultos. Ni el Papa, los Obispos, sacerdotes, pastores, ujieres, amigos o enemigos logran que todo sea diferente. Las reflexiones, Siete Palabras, oraciones quedan reducidas a nada.
Un país con un alto porcentaje de católicos, con cristianos que se reúnen a orar y cantar casi a diario, sigo sin entender por qué nada cambia.
Asesinatos, secuestros, violaciones, atracos, maltrato intrafamiliar, balas perdidas. Todo sigue igual. Niños violentados, niñas prostituidas. Nada varía.
Hoy, creo que no hay Semana Santa. Algunos consideran que orando uno ó dos días, van a redimirse para siempre, pero se equivocan. No logran cambiar absolutamente nada.
Quienes eligen salir a vacaciones, quieren olvidar penas, dolores, sufrimientos y descansar en paz.
La Semana Santa acaba de empezar, pero la pasión continúa en mi bello país. Los secuestros aumentan, los niños desaparecen, son violentados, mujeres atropelladas, golpeadas, las mentiras de los políticos fluyen por doquier.
En el Putumayo, son asesinadas 11 personas. Han pasado 20 años de la muerte de los 11 diputados del Valle del Cauca y nada pasó…
Los desplazados van de un sitio a otro sin tener a dónde llegar, porque no son bienvenidos en parte alguna.
Un país en una guerra interna de nunca acabar. Donde cada día aparecen grupos “ilegales” que mandan, ordenan, asesinan, violan y nada les ocurre, porque son los dueños de esas regiones.
Personajes apoyados por políticos, gamonales, jueces y muchos más, entregados al oficio de la corrupción, un veneno que está minando vidas de quienes se creían llenos de honestidad y ética.
Porque la corrupción no cesa en Semana Santa. Sigue y continúa por todas partes. Las promesas de los políticos son una gran farsa para que los elijan, reelijan y siguen iguales.
Muchos corruptos no piensan sino en ellos. La Semana Santa para los corruptos es un viaje lleno de dinero para ellos. Sin importar lo que suceda a la gente, los niños con hambre, desnutridos.
Nada les importa a los corruptos. Ellos viven su Semana Santa.
Este domingo de ramos, un padre mató a mató a su hijita de 8 años a punta de golpes contra un piano, porque no tocaba como él quería. El señor es también padre del niño que, en el mes de octubre del año pasado 2021, fue designado como el ‘Niño Genio del Piano en Colombia’.
Y hay más noticias negativas, apenas empezando Semana Santa. El tiempo pasa y no pasa nada.
No es que los demás cambien para que todo sea mejor y diferente. Si cada uno no es quien se transforma, no se renueva, no se puede pedir más.
Pero, volvamos a la realidad. Mientras no haya verdadera sinceridad, compromiso y deseo de cambio, nada nuevo ocurrirá. Seguiremos siendo los mismos.
“La violencia es el miedo a los ideales de los demás”. Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.