Esto lo hago pa’ divertirme

16 abril 2022 1:48 pm

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Por Sebastian Ramírez

El mundo hoy es un lugar complicado. Enterarse de hechos como los de Putumayo, Shanghái, Ucrania o Palestina; arrugan el alma. Ante este panorama cobra más importancia el hecho de fijarse también en las cosas bellas de la vida: el amor, la bondad, la naturaleza, el arte y el fútbol -que en últimas podrían ser la misma cosa-.

Así como esta semana hubo hechos tan lamentables, también hubo momentos de alegría. El partido de entre Manchester City y Liverpool, el del Real Madrid versus Chelsea, el del Atlético de Madrid contra Manchester City, incluso el de Atlético Junior recibiendo a Fluminense.

Obviamente la emoción que despiertan estos espectáculos no soluciona los problemas del mundo. En últimas, este lugar que habitamos es así: trágico y hermoso al mismo tiempo. En el mismo planeta en que se compuso Carmina Burana mueren niños de hambre a diario. Y aunque los hechos trágicos llamen a asumir posiciones discretas y solemnes, sería necio desconocer la bondad que habita el mundo.

En una conversación de Freud, el genio, con un poeta anónimo (que se rumora que puede tratarse de Rilke) discuten sobre la belleza de una flor y su efimeridad, y si, su carácter transitorio le resta posibilidad de disfrute a su contemplación, todo esto en el contexto de la gran guerra. La conversación es interesante y llena de reflexiones profundas que hoy, un siglo después, siguen teniendo vigencia.

Hoy, ante el dolor de la muerte de Freddy Rincón el primer sentimiento que aflora es la tristeza, pero también llegan a la mente las imágenes del gol a Alemania en el mundial de 1990, sus goles a Argentina en esa inolvidable jornada de septiembre de 1993, sus actuaciones heroicas con América de Cali. Fue emocionante ver a un tipo tan técnico para su tamaño, tan guerrero para su calidad, corriendo, divirtiéndose y haciendo divertir a los espectadores por diferentes canchas del mundo, desde un potrero de tierra en Buenaventura hasta en una grama de gala en Madrid, con el 14, el 19 o el 8 en la espalda; jugando los partidos y respondiendo a cada momento según fuera necesario: gambeteando, metiendo la pierna duro, corriendo al vacío o parándosele duro a los rivales que en esa época nos subestimaban.

Todas esas cosas, bonitas y terribles existen en el mundo. Tal vez una forma de conservar la cordura es mantener un balance, tratar de en medio de la angustia, de no perder de vista toda la belleza que también existe.

 

Twitter: @sebasramirez85

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