Guillermo Salazar Jiménez.
Allí estaba, sentado en la banca del parque, detallaba las figuras caprichosas de las nubes y comparaba el trino de los pájaros con las palabras que escuchó de la joven que necesitaba ser oída para no sucumbir a los estragos de aquel amor fugaz. Rusbel Caminante lo recordó como aquellos viejos que esperan escuchar lo que ningún otro japonés quiere oír. Ellos solo escuchan, como práctica social, no se sienten confesores, son oidores. Escuchan al otro con respeto por lo que piensan y desean ser oídos.
Rusbel Caminante consideró que en los debates distan los candidatos de aprender a escuchar al otro. A pesar que cada uno cree tener la verdad, su única verdad, Petro explicó las causas de la mayoría de los problemas que expuso y la manera de resolverlos. Fajardo y Fico hablaron y propusieron. Concluyó que, en la mayoría de los debates, los candidatos se escuchan a sí mismos y no ven a sus rivales como contradictores. Se empeñan en atacarlos, incluso con ofensas, porque su interés es destruirlos, con la idea de brillar ante un público que aplaude sin comprender por qué.
Fajardo y Fico tienen razón en atacar a Petro, dijo aquel amigo, porque quiere convertirnos en una Venezuela y robar las pensiones. Afirmaciones falaces, las repiten como guía para negar el debate, respondió Rusbel Caminante, y debatir significa controversia, discusión o contienda. Para que haya debate sobre un tema o problema son necesarias las opiniones diferentes, en el fondo saber escuchar al otro y al hacerlo no hay perdedor, gana el público que aprende a valorar la realidad. Creyó que los directores de los debates deberían procurar que los candidatos examinaran con agudeza los pros y contras de sus contendientes para llegar a compartir conclusiones. Este compartir es lo que necesita Colombia, antes que justificar el odio y negar al otro y, así, continuar en la dirección de no oír para afirmar con el escritor británico Ken Follett que “La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar”.
Rusbel Caminante opinó que los candidatos están lejos de aquellos viejos japoneses que, sentados en las bancas de los parques, enseñan el valor de oír a los demás. No conversan, escuchan con respeto, mientras nuestros candidatos esperaron el turno en los debates para oírse a sí mismos. Irrespetan al público porque en los debates se escucharon hablar, su objetivo pareció ser una conversación consigo mismos, sin atender las ideas de los otros. “Si Hablas, / ten la delicadeza/ de escucharte, / pasado o futuro, / y así, los vuelvas/ un instante del presente…” – Poema Si hablas, escucha de Lina Ru -.