Aquellas semanas santas

16 abril 2022 1:51 pm

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Por James Padilla Mottoa

Para todos aquellos más jóvenes, es decir, para los de las actuales generaciones, quiero contarles sobre lo que era la Semana Santa  en esos tiempos pasados de la cintura del siglo anterior y más atrás:

Comienzo por decirles que entonces, la Semana Mayor, como también la llamábamos, era de unos días de auténtico recogimiento, de visitas a las iglesias que eran especialmente adornadas para albergar a los miles de fieles que llegaban a orar o para participar en los diferentes actos programados dentro del rito católico.

En aquella época había procesiones multitudinarias a las cuales obligadamente asistían estudiantes de casi todos los colegios, rigurosamente uniformados, representaciones de ejército, policía y de otros organismos destacados en cada ciudad.  Los diferentes "pasos" eran engalanados por  comisiones de damas y señores, quienes tomaban esas responsabilidades trasladándoselas de generación en generación, lo mismo que el porte de la imagen respectiva. Era la ocasión en que salían del templo las imágenes que durante todo el año estaban condenadas a un confinamiento de nichos polvorientos. Además, siempre me  pareció un misterio por qué en el arreglo de los templos, a lo largo de la cuaresma, todas las imágenes eran envueltas en unas  telas moradas, como si tuvieran que pagar un castigo por el solo hecho de su santidad. Hace tiempo que las procesiones se acabaron; por lo menos la mayoría, seriamente afectadas por la famosa constitución del 91 y por los movimientos renovadores de la misma iglesia.

Había entonces una Semana Santa en la que el personaje central era Jesucristo y su pasión y muerte en la cruz. Era el tiempo aquel en el que los días santos eran todos los de la semana; de domingo a domingo, sin la rebajona que la reduciría a dos días únicamente; cuando no había promoción de turismo de playa o de tipo rural  en el  Eje Cafetero. Como costumbre profana solamente el "estrén" para aquellas familias pudientes que iban a los actos litúrgicos con su ropa nueva.

Estoy convencido que Jesús no ha cambiado y que su palabra sigue siendo la misma, con ese tierno mensaje del amor, que de aplicarlo, nos quitaría todos los males de este mundo. Pero  sí han cambiado la Semana Santa. Proliferación de credos protestantes, católicos de nombre como yo mismo, que tengo pereza de ir al templo y también me escondo detrás de  la famosa pandemia para quedarme en casa viendo la misa por televisión. He aquí las causas. Tampoco he visto al primer protestante que proteste por la media semana en la que se va de vacaciones por cortesía de la iglesia católica.

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