Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
Nuestros gobernantes, una vergüenza nacional. Los peores actos de corrupción se cometen a la luz pública y con el cobijo de los órganos de control (cooptados por el ejecutivo), como patente de corso en la más vulgar y galopante impunidad.
Presidencia de la República, Gobernaciones y Alcaldías convertidas en directorios políticos y gobernantes que actúan como jefes de debate. Y, lo peor, el presupuesto oficial utilizado para financiar la campaña de Federico Gutiérrez.
Todo fríamente calculado. El presidente Duque logró modificar en el Congreso la Ley de Garantías, dando vía libre a los contratos interadministrativos, para repartir mermelada a Gobernadores y Alcaldes. En lo que va corrido de las elecciones de Congreso y de presidencia de la República, el gobierno nacional ha producido 645.495 convenios que suman más de $52,3 billones en los 32 departamentos del país, los que sumados a los 50 billones que se roban en los cupos indicativos y en la contratación estatal cada año, son una escandalosa cifra que solo resiste este país del sagrado corazón de Jesús. Cerca de cien billones de pesos del presupuesto que deben ser gastados en el desarrollo económico y social del país, van a parar a las alcantarillas y la maquinaria de la corrupción minuciosamente aceitada por nuestra clase política.
El Presidente, los Gobernadores, y los Alcaldes en sus famosos encuentros “Las Regiones proponen, el Congreso responde”, “Las regiones proponen para el desarrollo y el crecimiento”, se han convertido en el escenario donde el presidente Duque actúa como jefe de debate del candidato presidencial Fico Gutiérrez, y, el espacio propicio, para la repartición de la corrupta mermelada oficial.
En su desespero al ver amenazada su permanencia en el poder acuden a todas las triquiñuelas posibles buscando mantenerse, llegando hasta hechos delictuales, como el cohecho, el soborno, el peculado por apropiación, etc., todos como parte de su actuar corrupto y corruptor.
En la campaña de Fico se están alinderando los mismos con las mismas, la clase política corrupta y sectores gremiales y empresariales que, igual lo hicieron con Duque, en la campaña de 2.018. La diferencia es, que ya no son estructuras monolíticas, sino, pedazos fragmentados de unas directivas y unos dirigentes que ya no son seguidos a pie juntillas como en el pasado. Hoy, todos esos viejos partidos, están fracturados, en la cúpula, en los mandos medios y con mayor profundidad en sus bases.
Por fortuna, el comportamiento de los electores que lo hicieron para Congreso no será el mismo que para Presidencia de la República. Este voto es menos amarrado a la clientela. Este voto es más libre, más autónomo. Hoy, una buena parte de los ciudadanos libres de ataduras clientelistas que votaron para Congreso por los partidos del establecimiento (Conservador, U, C.R., Liberal), votarán por Petro y no por Fico. Puedo afirmar, sin lugar a equivocarme que la mayoría de los liberales lo harán, y lo harán con entusiasmo, por Petro.
La coyuntura política del 2.022 no es la misma del 2.018. veamos algunas diferencias: 1). Otrora, Uribe era el Rey midas de la política (todo lo convertía en votos), hoy, es el patito feo, que todos quieren esconder. 2). En 2.018, todos los gremios, institucionalmente, se alinderaron con Duque con declaración única y pública, firmada por todos, que no creo vaya a ocurrir lo mismo en 2.022. 3). Fajardo, de no pasar a segunda vuelta, no se va a ir a avistar ballenas, por el contrario, va estar activo en segunda. Él, y todo el bloque de grupos políticos y líderes que lo acompañan (Verdes, Compromiso Ciudadano, Dignidad, liberales, Nuevo liberalismo, cristianos), lo más seguro buscarán aliarse con Petro. 4). Parecida actitud asumirá el candidato Rodolfo Hernández, quien ya ha dicho explícitamente en redes: “sino paso a segunda vuelta, votaré y llamaré a votar por Petro”. 5). La composición del Congreso no es la misma. Hoy, el Pacto Histórico es el grupo mayoritario en Senado (22) y Cámara (40), para un total de 62 congresistas. 6). El péndulo de la opinión no está mirando centro derecha, sino, centro izquierda. 7). los colombianos están hartos con tanta podredumbre y tantos hechos de corrupción, no quieren más de lo mismo; están en la óptica del cambio.
(*) Magister en Ciencias Políticas y Asesor en direccionamiento estratégico de campañas