Margarita Rosa Tirado Mejía
En el barrio en que crecí y que habita mi familia, me encuentro todos los días con palabras ofensivas por parte de señoras de la sociedad, que van a misa, cuando ven los microperforados en mi carro, con los rostros de mis dos candidatos Petro y Francia Márquez.
Y entonces, pienso en la parábola de Jesús y los dos ladrones:
El arrepentido, el que pide perdón, el que hace política con la palabra, porque entendió el horror de la guerra y de las armas, rechazándolas y siendo ideólogo por la vida, un cambio por la vida con una propuesta de gobernar en inclusión.
y el otro ladrón que no se arrepintió, representando la estructura del poder que se alía con el narcotráfico, la oficina de envigado, que muestra logros con engaños políticos y mentiras y gobierna para los más ricos.
Parábola para pensar no solo en la iglesia, sino en todos los rincones del país en donde ya conocemos las estrategias de un gobierno enfermo, asustado, que no le importa la población vulnerada pobre y hambrienta.
Que el rumbo natural, en lo que estamos viviendo, nos dé la oportunidad de fluir en amor y como respuesta a la inconformidad necesaria de gente común y corriente que ha estudiado, que tiene profesiones, estudiantes, profesores, campesinos, indígenas, pueblo, gente sensible a la humanidad, estemos a la altura de la diversidad con la que contamos.
Es una invitación a que construyamos, finalmente, como lo ha hecho nuestra riqueza ambiental, redes de raíces en armonía, alegría, vínculos generosos que a partir de la verdad, las declaraciones de esta ante la JEP, nos permita reescribir la historia para superar los odios y la miseria de los dominadores.
Reconocer los contextos de la tragedia en nuestro país, Hay tantas familias buscando sus desaparecides, se pide verdad, justicia, restauración; más allá que de los odios sembrados en una sociedad bipolar, verdad, para encontrar los cuerpos de los desaparecidos, verdad para liberarnos de la homofobia, la etnofobia, y la fobia a la pobreza, acrofobia.
El llamado es abrirnos, en lo necesario de la inclusión, la equidad, el trabajo digno, cobijar al adulto mayor en el abrazo y aporte del estado para el respaldo económico a mayores y mayoras.
Superemos el miedo al cambio,
labores bien remuneradas, bancos a bajo crédito para que la gente pueda emprender sus sueños, en el arte, en la artesanía, en las producciones técnicas y tecnológicas, en el campo con tecnologías limpias, maquinarias que no acaben con las capas del subsuelo, que la salud sea una responsabilidad Estatal y no un negocio como lo estableció la ley 100, con prestadores de servicio, que haya acceso a la salud de calidad, así como a la educación de calidad, y subsidiada hasta que este país eduque, propiciar la verdadera interconexión digital, vial, y posibilidad a los pueblos empobrecidos en nuestro país.
Librémonos del odio, de los magnicidios, retaliaciones acostumbradas en masacres y matanzas, y miremos cómo la política llamada "de Seguridad democrática" y algunos de los militares siguen en estrategias falaces y juegan continuamente a la guerra; le ponen nombres, y vestidos, como en éste caso al Paro armado del clan del Golfo y a la matanza de militares, en campos minados, para buscar culpables y esconder sus acciones asesinas.
¿Qué vamos a hacer para poder tener, por primera vez, elecciones no robadas?
Buscar candidatos qué obedezcan a necesidades ambientales globales, un camino que reconozca la vida cómo prioritaria, vida de la naturaleza, de la biodiversidad, vida de los cientos de miles que mueren de desnutrición y hambre en nuestro país..
¡Cambio y vida en 1a!
Colombia gobernada en relacionamiento, cooperación, alianzas, transparencia, visibilización de todas las acciones que puedan ser auditadas para ganarnos en Colombia la confianza en el Estado.
Atrevámonos a la verdad, un departamento en donde tantas familias acomodadas se vieron enriquecidas por el narcotráfico, la narcopolítica, la ilegalidad inserta en la legalidad,
NO temamos más a la verdad, estudiemos lo qué significa la justicia transicional, restaurativa, no más falacia mi condena a inocentes.
Estamos en un momento en que las negritudes y los pueblos ancestrales tienen por fin una sonrisa pública, de saberse, y estar representados en los espacios del poder por una mujer, Francia Elena Márquez Mina, lavadora de oro, de río, madre soltera, trabajadora, exempleada doméstica, abogada ganadora del premio Goldman y tantas otras nominaciones más allá de una simple doctora. Ella cose, teje y enmienda rotos de la atarraya, en la que se pueden en este país encontrar los restos de cuerpos inocentes, ella, voz en cantos de la luminaria necesidad de agua limpia, mujer de paso seguro de voz que sintetiza el corazón de tantas, tantos, profesional, abogada, ganadora de premio de Derechos Humanos a nivel nacional, así como del premio ambiental Goldman, en la defensa de los ríos y el territorio…
Ser representada por un hombre, PETRO, un hombre que transitó a ser humano, al dejar las armas y los poderes de la guerra, pues como tantos hombres empresarios, ejércitos, guerrillas, paramilitares, creyó en las armas para el cambio de la realidad… presidió con el camino de la palabra entendió la mancha de Las Guerras y luchó por una Constitución, de la mano y presencia de muchos otros para permitirnos crecer en la transformación… 30 años en el ejercicio y búsqueda de centrar su inteligencia, conocimiento, visión económica y del territorio diverso desde la democracia, para permitir entretejer una nueva colcha una colcha de retazos, una colcha que nos abrigue a todas, todos, todes.
… abrazos hermanas y hermanos en este país, desde todos los polos unimos la posibilidad en una sinfonía de biodiversidades.