(Es una segunda versión, en estricto orden de las palabras de sus títulos)
Por Javier Alfonso Beltrán Henao
Creo que el tipo que se cree Patriarca en nuestro país, tiene Ojos de Perro Azul, pero también está viviendo El Otoño del Patriarca. Creo también que quisiera poder estar en el poder, aunque eso le significara Cien Años de Soledad.
El tipo es El General En Su Laberinto propio. Creo que las Memorias De Sus Putas Tristes lo han sumergido en amarga soledad, lo que viene a ser su triste historia; creo que es El Coronel No Tiene Quien Le Escriba, pero sí escriben mucho de él.
Creo que no tiene Del Amor Y Otros Demonios en su ser, solo le quedan los demonios y vive poseído recordando sus épocas en que los muertos (fusilados) fueron enterrados sin Los Funerales De La Mamá Grande, pues en su época de terror eran una Crónica De Una Muerte Anunciada, aunque eran muertes anunciadas, pero que nadie atendió a tiempo, muchos sabían, pero no decían.
Esos fusilamientos fueron conocidos como la Noticia De Un Secuestro, aunque fue a jóvenes peregrinos que hizo tomar en secuestro porque no cogían café.
Aunque ya no se vive en El Amor En Los Tiempos Del Cólera, aún son tiempos del amor Por La Libre patria que viene a ser La Increíble Y Triste Historia De La Cándida Eréndira Y de Su Abuela Desalmada. Creo que estamos ante el otoño de La Mala Hora, con la evidencia de La Hojarasca que ha dejado el General que también se ha creído.
La increíble noticia conocida hace no poco, se convirtió en El Escándalo Del Siglo en Colombia, pero se ha quedado en el patriarca que ahora cuenta Cuentos Peregrinos, Camino a Macondo.
Quiero aclarar que Yo No Vengo A Decir Un Discurso, ni mucho menos a hacer El Relato De Un Náufrago o un Relato Entre Cachacos. En esta república es Tiempo de Morir para la muerte y tiempo de vivir para la vida; en esta Patria, esta historia, es tiempo de Vivir Para Contarla a las mentes nuevas que se corromperán al conocerla.