No votaré por el socialismo

14 junio 2022 5:56 pm

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Por: Álvaro Mejía Mejía

El señor Petro, en reciente entrevista, manifestó que no se arrepentía de haber pertenecido al M-19. Como no se arrepiente de haber pertenecido a la Juventud Comunista (JUCO). Él nunca ha dejado de ser socialista, aunque denomine a su movimiento izquierda democrática, progresismo, Colombia Humana o Pacto Histórico. Estos son nombres que ha usado para camuflar su auténtica ideología. Tanto es así, que su esposa, Verónica Alcocer, como quedó evidenciado en los PETROVIDEOS, afirmó que Petro era testarudo, izquierdoso y terco. Dicho en otras palabras, se trata de un extremista de izquierda.

En esas grabaciones que está conociendo la sociedad colombiana se puede ratificar el carácter belicista de este candidato. Él se presenta como pacifista y defensor de la vida, pero lo suyo siempre ha sido la guerra. Para Petro no hay competidores, sino enemigos a los que se debe destruir y acabar. La sociedad está dividida en dos, los amigos de la revolución y la burguesía que la retrasa.  

Petro Urrego ha sabido recoger en su Pacto Histórico a los máximos representantes del maquiavelismo. Personajes como Armando Benedetti, Roy Barreras y Piedad Córdoba son prueba fehaciente de esta afirmación.  

La propia hija del candidato, Sofía Petro, advirtió que si su padre no ganaba “podría haber un estallido social peor que el del año pasado”, lo que coincide con las amenazas de los integrantes de la primera línea y las del propio Gustavo Petro, quien ha dejado entrever su intención de no aceptar una eventual derrota en las votaciones del próximo 19 de junio.

También quedó al descubierto que su hermano, Juan Fernando Petro, visitó la cárcel La Picota, con el fin de ofrecerle a los hermanos Moreno Rojas y a los demás procesados y condenados por corrupción un perdón social, concepto este del que venía hablando Petro de tiempo atrás.

Por su parte, Piedad Córdoba y otros integrantes del denominado Pacto visitaron el pabellón de extraditables, para ofrecerles a estos, la no extradición a cambio de algo que todavía no está claro. Esos hechos fueron conocidos por la campaña, como quedó evidenciado en los PETROVIDEOS.

Las bolsas negras con fajos de billetes recogidas por Petro; el maletín color negro, marca Montblanc lleno de dinero, que abandonó Roy Barreras en el reconocido hotel La Opera; y, los 68 mil dólares que le incautaron en Honduras a Piedad Córdoba dan cuenta de la forma fosca y sospechosa como actúan estos personajes.

El defensor la paz fue el jefe, entre bambalinas, del paro nacional del año pasado. Se le vio abrazado con los promotores de los bloqueos y reunido con los líderes de la primera línea. No le importó hundir al país en el caos, con tal de obtener réditos políticos de una protesta que, en principio, era legítima y justificada, pero que se tornó violenta y desestabilizadora.

Por ello resulta irrelevante si el ingeniero Hernández tiene un programa de gobierno sólido o si sus propuestas son lo suficientemente claras. Frente a Petro basta con saber que, con él, los colombianos pueden estar seguros de que en el año 2026 habrá elecciones democráticas. Con Rodolfo podemos tener la tranquilidad de que se respetarán las libertades, la propiedad privada, las pensiones que por años hemos cotizado, los derechos individuales.

No podemos afirmar lo mismo de Petro, quien ha demostrado un carácter déspota e intolerante. Un afán por dividir a los colombianos entre ricos y pobres. Una clara intención de fustigar al sector empresarial. Su propósito ambivalente de expropiar o democratizar tierras en el marco de una “reforma agraria”, cuyo alcance nadie conoce a ciencia cierta. Su deseo de tomar las cotizaciones de los colombianos que están en los fondos de pensiones privadas para otorgar subsidios. Su objetivo de quebrar a Ecopetrol. Su propuesta de gravar las utilidades de las empresas, lo que conduciría a una fuga de capitales y a una estampida de los inversionistas. Su sueño de un Estado grande, paquidérmico e ineficiente, como sería lo que tendría el país en una política de estatización.

Lo que está en juego el próximo domingo es la defensa de la libertad y la democracia. Por eso, nuestro voto será por Rodolfo Hernández.      

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