Samaria Márquez Jaramillo
Transcurría 1970. En Cali, en una casa del Barrio Champagnat vivía mi abuela, una tía y dos primas. Enseguida de su casa, pared de por medio, residía Pedro Elías Serrano Abadía. Él tenía un perro bóxer y yo tenía una pastora alemana. Iba a donde mi abuela y cuando salía el doctor Serrano a pasear a su perro yo corría tras él para que me contara historias. Su esposa, Vilma Sandoval, cuando regresábamos del paseo callejero me invitaba a tinto. Y en labios de ese orador conocí a Buenaventura, su bello puerto del mar dónde él nació y que nunca dejó de visitar porque allí había surgido su dolor de patria y porque, además, su vida estaba ligada allí, como yo a La Tebaida.
Esas historias, en mi mente y a través de la Literatura, se convirtieron en Ojos de Gata Ciega, ahora Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura y que habla de los vericuetos de las leyes, y la desilusión con respecto al proceder humano.
También supe de labios de mi amigo erudito, Serrano Abadía, leyendas e historias del Chocó, pues allí curso los 2 últimos años de primaria. Luego en Popayán hizo la secundaria y en Bogotá, en la Universidad Nacional obtuvo su título como Doctor en Derecho y Ciencias Políticas y fue uno de los fundadores de la Universidad Santiago de Cali: Hizo parte del grupo de profesionales que en 1958 creó la primera Escuela de Derecho para la región, que se convertiría en la Universidad Santiago de Cali y fue Presidente de la Corte Suprema de Justicia en 1981.
¡Ese amigo fue asesinado por el M19 el 6 de noviembre de 1985 en el Palacio de Justicia!
Hay que conceder la palabra a quienes saben del asunto tratado. Por ello a continuación transcurrirá un largo entre comillas:
“Lo fundamental es resguardar la Democracia en la que ya muchos no creen con la misma convicción moral de antes. Formulamos votos por la Paz y la concordia de los colombianos, exhortamos a todos para que sean solidarios en la defensa de la democracia y las Instituciones. ¡Preservemos el Estado de Derecho y el orden jurídico de la Nación!” José Alfredo Escobar Araujo, Presidente Sala Administrativa, Consejo Superior de la Judicatura.” Fragmento del Libro Blanco, 20 años del holocausto del Palacio de Justicia. Impresión Legis S: A: 2005.
Por su lado, en el mismo libro, Carlos Isaac Nader, Presidente de la Corte Suprema de Justicia en la fecha de edición, dijo refiriéndose al Holocausto de la Justicia: “Aquello fue irracional, inútil, despiadado. Literalmente la Justicia fue despedazada y lo sagrado se volvió profano. Tal vez si lo entendiéramos podríamos curarnos de la barbarie, hacernos más justos y aprender, si es posible, que en un país sin jueces y/o buenos gobernantes, la violencia gobierna, las equivocaciones pululan, la tragedia y la injusticia se pasean abrazados. Frente a las cenizas esparcidas por todo el país es preciso dictar una sentencia: El pueblo colombiano tiene que recobrar el lenguaje de los justos.”
Yo, la autora de esta columna agrego: Se dice que un guerrillero cuando triunfa se vuelve héroe… Por Dios, el domingo impidamos que un guerrillero sea presidente de Colombia. Hago un llamado a los abstencionistas: Salven ustedes con sus votos la patria”.