La gran final

16 junio 2022 3:18 pm

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Por Sebastián Ramírez

Están listos los equipos que disputarán la final de la Liga colombiana de fútbol. Sin embargo, el partido de ida no se disputará este fin de semana debido a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

En el ambiente se percibe al país dividido entre los simpatizantes de un candidato, del otro, los que votarán en blanco y aquellos indiferentes o incrédulos que se abstendrán de sufragar. A diferencia de un partido de fútbol las elecciones no son un espectáculo que pueda observarse con indiferencia o simplemente ser ignorado del todo, lo que ocurra después tendrá consecuencias, no solo en la vida de un país como colectivo, sino en la vida de muchas personas que a nivel individual tienen condiciones de vida difíciles.

En ese orden de ideas el voto no solo debería ser un derecho sino un deber, un deber consigo mismo, un deber de comprometerse, de vincularse como ciudadano por lo menos para expresar que visión de país lo representa.

Después de los comicios el candidato ganador pasará a encabezar el ejecutivo, en principio por el periodo constitucional de cuatro años. Ya posicionado dicho servidor público gobernará, no solo a quienes votaron por él, sino a los que votaron por el otro, votaron en blanco o no votaron. Usualmente los candidatos derrotados y sus grupos pasan al bando de la oposición. De igual manera la ciudadanía que respaldó al programa vencido pasa a hacer una especie de oposición social, a expresar sus desacuerdos, muchas veces con la ayuda de esos amplificadores de opinión modernos que son las redes sociales.

Ese es el juego de la democracia en el que todos participamos, por acción u omisión. Ese control social que muchas veces podría parecer infructuoso es cada vez más importante. Vimos en los últimos tiempos como las movilizaciones sociales produjeron cambios, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo. Ese peso cada vez mayor de la voluntad del pueblo trae consigo un compromiso, ya no solo de votar el día de las elecciones, sino de asumir una posición frente a la gestión de los funcionarios después de posesionados, sea el candidato que se apoyó o no, es más, si el vencedor es el programa que se respaldó a través del voto la vigilancia y la exigencia a su gestión debería ser todavía mayor.

Esa es la verdadera gran final, la que no es anecdótica, la que tiene efectos y consecuencias reales en la vida de personas. Después vendrá la final del fútbol y será aburrida o divertida, dejará a unos felices y a otros tristes, pero será una historia más que se contará y más adelante vendrán otras.

Twitter: @sebasramirez85

 

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