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Reflexiones sobre los resultados electorales

21 junio 2022 4:43 pm
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Por: Álvaro Mejía Mejía

Las elecciones del pasado domingo nos dejan muchas reflexiones: 1. La sociedad colombiana rechazó a los partidos políticos, porque estos no supieron interpretar sus expectativas y reclamos legítimos. 2. Las instituciones perdieron credibilidad por los continuos hechos de corrupción y la falta de liderazgo del gobierno, pero también por los ataques de quienes utilizaron ese descrédito, como una oportunidad para obtener réditos políticos. 3. A pesar de los esfuerzos del gobierno Duque y del crecimiento económico, la pandemia causó estragos en la sociedad colombiana y aumentó, a niveles alarmantes, los índices de pobreza, todo lo cual generó una inconformidad generalizada, que la izquierda supo canalizar a su favor. 4. Los efectos sociales de la pandemia fueron propicios para las propuestas populistas y demagógicas. Petro y Hernández, los encargados de pregonarlas, fueron lo que pasaron a la segunda vuelta. 5. La elección, finalmente, fue entre petristas y antipetristas, o más claro, entre quienes querían un cambio de modelo, socialismo latinoamericano, y los que abogaban por mantener el sistema democrático liberal. 6. Sin embargo, muchos de los que votaron por Petro, no sabemos qué porcentaje, jamás entendieron que estaban apoyando una propuesta socialista, a pesar de que la procedencia del candidato, su historial personal y político, sus propuestas, claramente, así lo indicaban. La razón de esta incomprensión está en la capacidad que tuvo y tiene el hoy presidente electo de camuflarse; negar lo que había dicho en otras oportunidades; mostrarse como hombre de paz, demócrata, respetuoso del Estado de derecho, conciliador, aunque su perfil psicológico y sus acciones pasadas y presentes mostraran lo contrario. 7. El candidato Hernández, en la primera vuelta, obtuvo un triunfo sorpresivo, gracias a su lenguaje directo, que captó una sociedad hastiada de la corrupción y la politiquería. Nadie como él utilizó con eficiencia los medios electrónicos y las redes sociales. Hernández, sin duda, fue el único que no tenía maquinarias políticas ni pactos con varones electorales. Sin embargo, para la segunda vuelta, el petrismo le enrostró su imputación penal por el caso Vitalogic, a lo cual Rodolfo nunca supo responder de manera acertada y convincente. 8. Rodolfo Hernández en la primera vuelta mató el lobo, pero en la segunda se asustó con su piel. Fue un pésimo candidato que optó por esconderse en su natal Santander, específicamente en su finca de Piedecuesta, negándose a dar declaraciones a los medios, participar en debates, visitar regiones del país, en donde era imperiosa su presencia, para fortalecer y acrecentar el respaldo popular. 9. Hernández, en mi opinión, recibió el apoyo de los votantes antipetristas en la segunda vuelta, pero no supo retener el ciento por ciento de las personas que lo apoyaron en la primera. 10. Hernández no va a ser el vocero de la oposición. La decisión de asumir como senador no dependerá de razones políticas, sino de conveniencias personales en relación con su proceso penal. 11.  No se ven voceros de esa oposición popular que llegó a 10 millones y medio de ciudadanos. Sin partidos sólidos y sin liderazgos nacionales importantes, difícilmente aquella se podrá ejercer con eficacia. Sin embargo, hay están los empresarios, que seguramente se van a ver afectados con las medidas del nuevo gobierno, los gremios, la mayoría de los medios de comunicación, millares de colombianos que no van a aceptar decisiones que afecten sus derechos y garantías. Con el paso de los meses, esas fuerzas, seguramente, terminarán confluyendo y encontrarán voceros idóneos. 12. El gobierno de Petro comenzará siendo conciliador, pero poco a poco procurará la famosa democratización, que no es otra cosa que un viraje hacia el socialismo latinoamericano. 13. Sin duda, el país seguirá dividido y se atizará la confrontación social. 14. Petro hará lo que prometió: acabar con el petróleo y el carbón, afectar las pensiones de los colombianos, poner impuestos impagables a los predios rurales, expropiar para hacer una reforma agraria, poner aranceles a las importaciones, emitir billetes a través del Banco de la República, otorgar subsidios a diestra y siniestra. Todo esto hará colapsar la economía nacional, hará huir los capitales nacionales e impedirá que llegue la inversión extranjera. 15. Si los grandes empresarios se van, resulta razonable pensar que el país podría convertirse en una nueva Venezuela. 16. La gran inquietud es si todo lo anterior lo hará Petro a las buenas o a las malas. Lo primero podría hacer transitar a Colombia hacia una izquierda democrática como la de Lula Da Silva. Lo segundo, nos pondría en la senda de Venezuela, la Bolivia de Evo, el Ecuador de Correa, La Nicaragua de Ortega, la Cuba revolucionaria. También nos podría llevar, simplemente, a un mal gobierno, como el de los Fernández en la Argentina, o uno como el mismo Petro en Bogotá. 17. Con medidas populistas, el gobierno de Petro procurará contar con el respaldo de la población más marginada. Si ese apoyo es alto, el exguerrillero procurará reformar la constitución, obtener mayores poderes, reelegirse. Lo siguiente, ya lo sabemos. Lo hemos visto en Venezuela. 18. Petro no tiene las mayorías parlamentarias, pero, está claro que los congresistas son proclives a dejarse seducir de la mermelada. La sociedad civil, los medios de comunicación y los partidos deberían ejercer sobre ellos una presión moral, para que sean un contrapeso importante al gobierno. 19. Se deben impulsar reformas para que en la elección del contralor, procurador y fiscal no intervenga el presidente de la república. 20. Hay que trabajar por el rescate de los partidos políticos. 21. Las reformas de pesos y contrapesos se deben impulsar al comienzo del nuevo gobierno, después puede ser muy tarde. 22. Hay que blindar la libertad de prensa. 23. No podemos permitir la concentración de poder en el ejecutivo. 24. Petro, en su discurso de celebración del triunfo, dio el primer golpe a las instituciones, al pedirle a la procuradora que restituyera en el cargo a los alcaldes suspendidos por intervención en política y al fiscal, para que liberara a los delincuentes procesados de la primera línea. Con eso, Petro mostró su talante dictatorial, que nos hace recordar a Chávez y a Maduro.

El panorama, ciertamente, no es halagüeño. Inmensos nubarrones se posan sobre esta patria. Pero, como dijera Laureano Gómez, “es mejor la batalla que la victoria, porque aquella está llena de inquietudes, de zozobras y vicisitudes.”

No le vamos a entregar nuestras libertades ni la democracia ganada, en más de 200 años, al señor de las bolsas. En nosotros está defender los principios, los valores y las tradiciones fundantes de Colombia.

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