Guillermo Salazar Jiménez
En Guerra y Paz con León Tolstói comprendió el salto de guerrillero a líder por la paz de Gustavo Petro. Su fortaleza para amar la paz nació de vivir la guerra, pensó Rusbel Caminante, como presidente electo debió recordar que, en Zipaquirá siendo estudiante, quizás leyó esta novela para concluir que después de la guerra hay que luchar por la paz. Con la experiencia de tomar las armas en la guerra de Crimea, Tolstói pudo describir los crueles sucesos de las guerras napoleónicas en Rusia. Por ello, afirmó que Petro ama la paz porque abandonó la guerra.
Estoy con Albert Camus porque escribió que “La paz es la única batalla que vale la pena librar”, expuso Juana, aquella amiga; sin embargo, creyó que, en 1977, cuando Petro entró al M-19 como “Aureliano”, personaje central de Cien años de Soledad, supuso que mantenía fresca la idea de la revolución. Quizás su formación guerrillera se edificó sobre la lectura de los relatos sobre la violencia que Tolstói entregó acompañados de valiosas opiniones sobre la historia, religión, política, filosofía y, ante todo sobre la guerra, En Guerra y Paz, volumen dos de los cuatro que conforman la novela, el príncipe Andréi decide no regresar al ejército, afirmó Rusbel Caminante, al igual que Petro dejó las armas para integrarse a trabajar por resolver los problemas inherentes a la pérdida inútil de valiosas vidas durante la guerra. Afirmó con Tolstói –leer el epílogo dos – y Petro que los grandes hechos históricos fueron consecuencia de pequeños actos ejecutados por los miles de personas que los idearon. Como aquellos actos revolucionarios que ejecutó con el M-19 y ahora como presidente de Colombia los hará para liderar la paz.
Rusbel Caminante afirmó que la valentía de Petro se mide no tanto por dejar las armas, sino por la entereza con la cual decidió luchar por la vía democrática de las elecciones. De 1984 a 1986 ejerció de concejal en Zipaquirá y en1985 fue encarcelado y torturado. Con la Alianza Democrática participó en la redacción de la Constitución de 1991 y electo a la Cámara de Representantes, reelegido en 1998 y 2002. Desde 2006 hace parte del Congreso, considerado como el mejor parlamentario libró su mayor batalla contra el poder político y económico de los tradicionales dirigentes nacionales. Célebres sus revelaciones contra los narcos y la parapolítica, fundamentales para justificar la justa cárcel para ellos.
Juana expresó que Gustavo Petro como presidente inició un largo camino contra la guerra, entendió con Nelson Mandela que es necesario trabajar con los enemigos para construir la paz y reafirmó con Juan Pablo II que “No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.” Lo recordó con el poeta David Escobar: “No me pregunten por qué soy pacifico. /Es algo natural, quizás congénito. /Esto es lo que tal vez muchos no entienden/ que no todo poeta es un revólver. /Por mí, que los revólveres se esfumen. / Eso sí: No me toquen la rosa”.
