Por Fernando Jaramillo Botero
La capital del departamento de Caldas hace parte de los pueblos fundados por colonos antioqueños que migraron hacia el sur buscando tierras baldías para asentarse con sus familias casi siempre numerosas, pues los antioqueños por lo general no tenían esclavos pero si tenían muchos hijos para que ayudaran en las labores de la finca, por tradición, las mujeres aprendían los oficios de la casa entre otros hacer de comer, coser y bordar para prepararse a ser madres y esposas esperando les llegara un buen partido y que quedaran bien casadas, mientras tanto los hombres aprendían a cultivar, cosechar, ordeñar y otras labores del campo que les permitiera sostener un hogar; hombres fuertes y mujeres valerosas que en el siglo XIX se internaban en las montañas huyendo de las guerras y revoluciones que desangraron al país, fundando pueblos, engordando cerdos, cultivando maiz y productos de pan coger para el sostenimiento de su numerosa familia y quienes posteriormente incursionan en el cultivo del café.
Fundada en octubre de 1849 por un grupo de colonos liderados por Marcelino Palacio quien eleva ante la Asamblea de Antioquia la solicitud para crear el Distrito Parroquial y Manuel María Grisales y Joaquín Antonio Arango quienes organizan a las familias que se harán poseedores de los solares de la plaza principal y las calles salientes hacia los cuatro puntos cardinales, su nombre proviene de las piedras de maní llamadas así por su rugosidad y que se encontraban en la zona llamando a estos sitios un manizal, aunque don Manuel María Grisales se lo atribuyó como una contracción de su nombre y apellidos. Los primeros años fueron muy complejos para su crecimiento, pues la compañía González y Salazar reclamaba gran parte del territorio argumentando títulos de concesión a través de cédulas reales españolas donde la corona otorgaba tierras a militares y funcionarios que habían servido a España en diferentes épocas, la lucha del hacha y el machete contra el papel sellado de títulos de propiedad se libró en gran parte de los pueblos fundados en la Colonización Antioqueña.
En la zona urbana se destacan como monumentos nacionales además de todo el centro histórico una decena de edificaciones como la catedral de Nuestra Señora del Rosario que es la quinta iglesia más alta del mundo y el palacio de Gobierno Departamental en razón a su arquitectura y detalles de fina ornamentación; entre sus esculturas sobresale el Bolívar Cóndor realizada por el maestro Rodrigo Arenas Betancourt y la estación del Cable con la Torre de Herveo que fue construida en madera y recuperada después de la desaparición del cable como medio de transporte; el teatro Fundadores es otro de los baluartes de la cultura manizalita y es considerado uno de los mejores del país, así como también la plaza de toros de arquitectura española que se niega a desaparecer a pesar de las protestas continuas de los animalistas y antitaurinos.
El nevado del Ruiz llamado Cumanday por los indígenas es otro de los atractivos de Manizales a pesar de que por su continua actividad volcánica no se puede llegar hasta la parte alta de la montaña y disfrutar de sus nieves perpetuas, solo se permite subir hasta el valle de las Tumbas desde donde se divisa parte del paisaje glacial; en sus cercanías se ubica el nevado Santa Isabel y la laguna del Otún que hacen parte del Parque Nacional de Los Nevados y que esta en proyecto junto con una mayor extensión de convertirse en el geoparque del Ruiz. En la parte baja colindante con el rio Cauca sobresalen las fincas turísticas, los paseos de olla y piscinas para la recreación y esparcimiento de sus habitantes.
Los cultivos de café y trilladoras para realizar el paso de pergamino a verde tipo exportación florecen a fines del siglo XIX dinamizando la economía local y posicionando a Manizales como la gran ciudad cafetera que fue durante varias décadas.
Se destaca en Manizales la Industria Licorera de Caldas que produce licores de excelente calidad donde sobresale el Ron Viejo de Caldas y el Aguardiente Cristal; caso especial merece el Aguardiente Amarillo de Manzanares cuya fórmula secreta desde 1885 fue vendida por un campesino manzanareño quien en un alambique destilaba alcohol de la mejor caña gorobeta para mezclarle anís del cerro Guadalupe y agua pura del rio Santodomingo, su añejamiento en toneles de roble dejaba escapar goteras del preciado licor dando origen al termino popular “Los Gotereros” quienes esperaban pacientemente la caída de las goteras del preciado licor para tomar sin pagar, luego en su transito sobre mulas hacia la ciudad de Manizales y por la difícil topografía eran comunes las caídas de los arrieros, lo que da origen a la frase “De culos pa´l estanco”.
Agosto de 2022
