Por James Padilla Mottoa
Cuando uno entra en la recta final de su carrera profesional, es decir, cuando se le viene encima el tiempo de pensionarse, amigos y otros, simplemente "sapos", se turnan para repetir que "mucho cuidado, que usted que siempre estuvo haciendo esto o aquello, va a comenzar a sentir un vacío inmenso, una depresión absoluta y hasta va a tener la necesidad de buscar ayuda profesional". Por lo menos a mí me llegaron por montones con la misma cantaleta.
Y no sé si habrá que esperar mucho tiempo más, pero cuando se van a completar casi diez años, nada de eso me ha pasado.
De mi profesión, muy poco extraño. Solamente tengo un sentimiento de impotencia que deseo compartir con ustedes hoy, por lo que sucede al deporte quindiano que fue mi materia prima en el trabajo durante cuarenta y cinco años aquí. De tener casi nada relevante en los Juegos de aquel ya lejano 1970, a los magníficos registros, por ejemplo, en 1988 y año 2000, sin contar las gestas y los protagonistas para levantar las magníficas obras deportivas que ahora tienen Armenia y el departamento, ha pasado un tiempo por el que desfilaron grandes hombres y mujeres que lucharon para darle nombre e importancia a esta tierra, tanto en las pistas como deportistas activos, como en las oficinas como dirigentes deportivos o gobernantes.
No obstante, ese pequeño tramo de nuestra historia parece que se ha olvidado, que a muy pocos interesa, porque hemos caído vertiginosamente; porque programas e iniciativas brillan por su ausencia. Ahora cuando estamos a muy poco tiempo para volver a tener justas nacionales en nuestro suelo, nos asaltan todas las dudas porque la preparación de nuestros deportistas no ofrece la seguridad de tener con ellos la actuación que se requiere para volver a una mínima figuración en el panorama nacional. Ojalá estemos equivocados y nuestras prevenciones sean solo una mirada superficial a lo que ahora se está haciendo en materia de deporte para el Quindío. Nos referíamos a los pensionados y jubilados porque desde fuera se siente la tristeza de ver cómo se derrumba aquello que construimos en tan poco tiempo, contando solamente con una voluntad política y una decisión férrea para acortar caminos y llegar a mostrar grandes resultados en las competencias nacionales.
No tengo antipatías hacia los que manejan las riendas de la administración departamental y mucho menos hacia quienes tienen la gran responsabilidad de encausar nuestro deporte hacia la consecución de unos resultados cada vez más esquivos. Pero advierto: ellos tendrán que responderle a toda la sociedad quindiana en caso de que se llegue a un desastre similar al vivido en la administración pasada. Porque estamos viendo que las prevenciones en lo atinente a los escenarios, parece que comienzan a materializarse y no queremos, así sea desde nuestro sillón de pensionados, que nos vayan a salir como triunfadores con un mínimo de preseas y registros, con el argumento pobre de que en los Juegos pasados fue muy poco lo alcanzado.
Después no digan que no les avisamos…