Álvaro Ayala Tamayo
Un buen proceso de paz también pasa por la Fiscalía General de la Nación. A medida que avanzan los acercamientos y las negociaciones se cumplirá el periodo del actual fiscal Francisco Barbosa. Dentro de un año cuando el presidente Gustavo Petro destape su terna para enviarla a la Corte Suprema de Justicia, a más de uno y una, les dará soponcio.
Amigos y amigas de la vieja guardia petroriana, callados, discretos, con muy bajo perfil esperan el cargo. Tienen el don de la paciencia y lo más posible es que de ahí salga el próximo jefe del ente acusador. Ese día, el sismógrafo se reventará anunciando un fenómeno entre terremoto y tsunami.
La propuesta del presidente Gustavo Petro es atractiva y llama la atención: PAZ TOTAL. El jefe de Estado se la jugará por la paz porque sabe que algo conseguirá y si fracasa, no será su culpa. A nadie han condenado por negociar la paz para su pueblo. Recibir críticas de los opositores es muy diferente.
Este proceso con el ELN será el más fácil porque sabemos que pedirán de todo y en este lado no les negarán mucho. Los arquitectos de la negociación (Presidente, Cepeda y Leiva), tienen mayorías en Colombia y apoyo internacional. La ecuación está resuelta. El Comisionado de Paz, Danilo Rueda, ya aclaró que las líneas rojas cambian a verdes. Negociar con delincuentes es complicado, pero ahora el gobierno es de izquierdas.
Una frase del genio inversor, Warren Buffette, dice: “nunca podrás hacer un buen trato con una mala persona”. Todos los guerrilleros son malas personas, por lo tanto, nos tragaremos muchos sapos en nombre de la paz. Los elenos ya no podrán decir: fuera Uribe, fuera Santos o fuera Duque. ¿Será qué también dirán: fuera Petro? Se supone que hay más sincronía entre ambas partes para negociar. La otra voz la tendrán las víctimas y veremos el rol que les van a dar.
¿Qué grado de poder y mando tienen los jefes negociadores sobre las bases guerrilleras, para que no salgan con el cuento, tipo farc, que no están unidos y habrá disidencias? La paz total también tiene que ver con las otras bandas criminales y al parecer se trata de modificar la ley para quienes estén dispuestos a entregarse.
A propósito, no hemos escuchado la voz del ministro de Defensa, Iván Velásquez, tirando línea en asuntos de paz. El país lo quiere oír en radio y televisión. Hasta hoy, los cambios en la filosofía de las Fuerzas Armadas son obras del presidente, la ingeniería será trabajo del ministro.
Están criticando los nombramientos de Manuel Alberto Casanova, en Inteligencia Nacional y Augusto Rodríguez, en la Unidad Nacional de Protección; nadie será peor que María del Pilar Hurtado y Jorge Noguera.
OTRA. El futuro es verde y ecológico, pero el camino es largo, larguísimo y entre caro y carísimo.