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Alfonso Tovar, una gloria del D. Quindío

25 agosto 2022 7:33 pm
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Por James Padilla Mottoa

Las diferentes sociedades tienen en común que olvidan fácilmente hechos, acciones y protagonistas que en su momento tuvieron gran suceso o marcaron una época.

En este mes de agosto ha estado de cumpleaños uno de esos hombres que alcanzó enorme notoriedad en el ambiente deportivo nacional vistiendo la camiseta del Deportes Quindío, equipo al que llegó en diversas ocasiones.

Alfonso Tovar Lasso, bugueño de nacimiento, fue un delantero muy rápido, diestro, de gran pegada y magnífico juego aéreo. Aunque buen conversador, siempre se caracterizó por su humildad, por su don de gentes y enorme simpatía. Los escándalos de la fama siempre pasaron a gran distancia. Recuerdo que vino al Quindío por primera vez en el año 1971, procedente de Millonarios, club que lo tenía a préstamo, cedido por el Deportivo Cali, propietario de sus derechos deportivos.

Como siempre ocurre, ni él mismo sabía que su lugar en el mundo estaba en Armenia: su fútbol gustó, varios goles con su nuevo equipo y el reclamo del propietario de su pase para que volviera de inmediato. Y así iba y venía constantemente: efectividad triunfal aquí y banco y pocos minutos en el Cali. Y terminó desgastándose a tal punto que un día ya no tuvo equipo, muy a pesar de estar en plena juventud y con las posibilidades abiertas.

Para completar su unión con la tierra cuyabra el joven futbolista trashumante y un tanto bohemio sufrió el atentado del travieso Cupido y terminó casándose con la muy bonita secretaria del equipo Flor de María Segura. Casado y en espera de su promogénito, vino el tiempo de las vacas flacas; se le consiguió un contrato con el Once Caldas, con tan mala fortuna que al poco tiempo se lesionó gravemente de rodilla. Fue operado y despedido poco después con una rehabilitación incompleta, situación que lo llevó a pensar en el retiro obligado. Con monedas atendía sus obligaciones de esposo y padre y con todas las necesidades del mundo mantenía su cabeza en alto, sin pedir ayudas, sin perder su sonrisa.

Con un trabajo de rehabilitación hecho por cuenta propia, sin orientación científica, Alfonso de disponía a enfrentar su nueva vida de exfutbolista.

Pero un día, lo invitamos a ponerse la camisa del equipo de los periodistas (excelente equipo, por cierto), y jugó en la arenosa cancha de La Isabela, escenario icónico como ninguno en la capital quindiana. Jugó tan bien que todos nos pusimos de acuerdo para pedirle que reconsiderara su decisión del retiro. Derrumbando negativas y falsedades establecimos finalmente un acuerdo con el entonces presidente del Quindío Joaquín Ortiz, empresario local que nos atendió con cordialidad, pero con explicable escepticismo.

Lo cierto fue que aún contra su querer el técnico Roberto Urruti terminó poniéndolo en el primer partido frente al Unión Magdalena. Tarde soleada y apoteósica del San José por el triunfo del local y tres pepinos de Alfonso Tovar. Sin embargo, eso no fue lo sorprendente: en los dos partidos siguientes el protagonista de esta historia facturó de a tres y lógicamente las voces de admiración y los aplausos, regresaron. Era el segundo semestre de 1974; a su lado actuaban como delanteros Pedro Alzate (q.e.p.d.) y el brasileño Waldir Ferreira y el que surtía todos los balones era el crack argentino-paraguayo Julio Gómez.

Para resumir, Alfonso Tovar se coronó goleador del torneo, mérito compartido con el inolvidable y extraordinario jugador carioca Victor Ephanor, terrible romperredes que jugaba para el Junior.

Ya se cumplen 48 años de esa hazaña en la que el jugador del Quindío llegó al techo de la fama y de su gloria como goleador y Alfonso, quien también se enamoró de nuestra ciudad, está aquí, en su lugar en el mundo, pobre y olvidado, peleando por una pensión que ocho equipos a los cuales prestó sus servicios hacen hasta lo imposible para birlarle ese derecho que tenemos todos los trabajadores. Y como yo no puedo olvidar estos nombres y estas cosas trascendentales para nuestro equipo, permítanme decirle “Feliz Cumpleaños mi negro".

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