Lucimey Lima Pérez
Tomar una taza de café en casa es un placer para muchos y puede constituir un agradable ritual. No es poco frecuente quedar con alguien para conversar sobre un tema mientras se disfruta de un cafecito. Algunas personas consideran que es la segunda bebida después del agua. Sin embargo, la influencia de factores sociodemográficos y del estilo de vida tienen influencia no solo en la preparación, si no en el estilo al consumirlo. Una riqueza de nuestro mundo. Numerosas investigaciones señalan que el consumo de café es beneficioso para la salud física y la salud mental.
La disminución en el riesgo de presentar diabetes tipo II ha sido evidente. En un estudio reportan que una sola taza de café diaria reduce la posibilidad de cursar con diabetes en 8%, lo cual puede llegar al 30% con un mayor consumo (Ding y col, diabetes Care, 2014).
Uno de los factores relacionados con la depresión mayor es la inflamación, sobre lo cual existen números trabajos. Los polifenoles en el café, que actúan como antioxidantes, reducen el estrés oxidativo que desencadena procesos inflamatorios relacionados con los trastornos afectivos, como la depresión mayor (Guo y col, PLOS ONE, 2014). Mucho se ha discutido sobre el efecto protector del café en el cerebro, lo que conlleva, además de posibles efectos antidepresivos, a reducir el riesgo de presentar demencia de varios tipos. Ritchie y col (Neurology, 2007) estudiaron 4000 mujeres y 300 hombres mayores de 65 años y encontraron, luego de un seguimiento de entre 2 y 4 años, que hubo una reducción significativa en el deterioro de aspectos cognitivos en relación con controles. Varios mecanismos moleculares han sido relacionados, tales como el incremento de transmisores como la serotonina y la acetilcolina en 676 hombres mayores de 60 años bajo seguimiento por 10 años con protección significativa contra el deterioro cognitivo (van Gelder y col, J Clin Nutr, 2007). El consumo recomendado por la Clínica Mayo (19 de marzo, 2022) es de 400 mg/diarios de cafeína, lo que equivale aproximadamente a 4 tazas/día.
Por otro lado, artículos científicos muestran que el café puede estimular la producción de ácidos estomacales con la consecuente irritación. Además, de empeorar las manifestaciones del colon irritable, y causar úlceras, náuseas, reflujo gastro-esofágico e indigestión (5Trusted Source).
El café, a través de la activación del eje endocrino, eleva la producción de cortisol por las glándulas suprarrenales, tema muy discutido porque parece suceder en los tomadores esporádicos y no en los consumidores asiduos (Lovallo y col, Psychosom Med, 2005).
Otro efecto negativo, por ejemplo, es la adicción a la cafeína, como puede ser a la nicotina y al alcohol, a lo cual contribuyen factores genéticos con la sensibilidad particular. El consumo excesivo genera ansiedad, agitación, insomnio, palpitaciones, cefaleas, migrañas e incremento de la presión arterial en algunas personas. Además, ya que contiene sustancias que atraviesan la placenta, es recomendable el bajo consumo o suspenderlo durante el embarazo.
Ante los beneficios del consumo de café, además de ser delicioso, solo queda la moderación y el conocimiento de uno mismo. El secreto está en el disfrute racional de tan estupenda bebida. La historia del cafeto y del proceso cafetero es hermosa, cómo se difundió en el mundo y cómo en cada cultura tiene ese toque que lo hace tan propio.
Psiquiatra, Psicoterapeuta, Neurocientífico
Investigador Titular Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)
Especialista en Psicoterapia y Educador en CatholicCare, Hobart, Tasmania, Australia
