Aldemar Giraldo Hoyos
Hace 33 años, Andrés Hurtado García (periodista, fotógrafo y ecologista), salió del municipio de La Macarena (departamento del Meta), por un sendero que conducía a lo que él bautizó como Caño Cristales, fuente de agua que nace en la Serranía de la Macarena y que hace parte de la cuenca del Orinoco; fue tanto el asombro ante tan descomunal belleza que expresó: “este río se escapó del paraíso” (un manantial surgido del mismo Edén); el río en mención recorre las antiguas rocas de la Sierra de la Macarena, megalitos que han envejecido como mudos testigos de la floración acuática no igualada hasta hoy.
No se imaginaba el Hermano Andrés que estaba pisando la región más rica en biodiversidad en el planeta: 12.000 especies de plantas, 63 de reptiles, 42 de mamíferos, 420 de aves y más de 200 en peces ; un verdadero santuario en donde su existencia transcurre lejos de esos campos de concentración y exterminio y fuera del alcance de la crueldad humana que se ejerce, gracias a la domesticación y explotación de los animales no humanos; la explicación es sencilla, según Rivero Weber (2018): “No hemos logrado superar la mirada antropocéntrica, y mientras no logremos superar el antropocentrismo propio de ese reclamo, el mundo no tendrá una salida adecuada para los problemas ecológicos que ya tocan las puertas de nuestras casas”.
Volviendo al espectáculo natural de Caño Cristales, este es conocido, además, como el “Río de los cinco colores”: amarillo, azul, rojo, verde y negro, pues a través de sus aguas transparentes es posible observar plantas acuáticas (desde junio y hasta noviembre, la macarenia clavijera, parecida a un alga, tiñe sus aguas de sorprendentes colores que brillan con el sol); los otros tintes cromáticos obedecen a la coloración de la arena y las hermosas formaciones rocosas de su lecho.
El majestuoso caño fue durante décadas la piscina privada de un grupo guerrillero, pues hacía parte de una de las zonas otorgadas a las FARC por el gobierno de Andrés Pastrana, en el fallido proceso de paz entre 1998 y 2002. Con la firma del Proceso de Paz, regresó el turismo a este paraíso que fue, en su momento, escenario del conflicto armado.
Hoy, la zona es administrada por La Corporación para el Desarrollo Sostenible del Area de Manejo Especial La Macarena- CORMACARENA; su labor se ve por todas partes: en los senderos, en las guianzas, los nichos ecológicos, el transporte fluvial, terrestre, la seguridad, la alimentación, etc. Las comunidades se organizaron y se hicieron responsables de su tesoro y fuente de vida. Como decía mi abuelo Maraboli:” Tu vida comienza a cambiar el día que te responsabilizas de ella”.