Poesía negra, mulata, afroestadounidense, afroantillana o afroamericana. (IV parte)

13 septiembre 2022 4:18 pm

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Por: Álvaro Mejía Mejía

Una segunda corriente de la poesía negra es la social. Los poetas dejan a un lado la poesía colorista, que se centra en la cultura, tradiciones y costumbres de los hombres y mujeres de raza negra, para proferir un mensaje de reivindicación y, en muchas ocasiones, político, donde se denuncia, reclama y convoca.

Desde la novela la Cabaña del tío Tom, de la escritora estadounidense Harriet Beecher Stowe, que da a conocer la crueldad e inmoralidad de la esclavitud y el trato inhumano al que fueron sometidos los hombres traídos de África y sus descendientes, los escritores negros fueron plasmando en libros ese grito de protesta contra la injusticia y la opresión.  

En la mayoría de los poemas de contenido social no se evidencia resentimiento, pero hay una historia de dolor que no se puede olvidar, porque hace parte de su propia sangre y de su espíritu.

José Zacarías Tallet, uno de los precursores de la poesía negra en el poema Proclama lo dice bellamente: (…) “Hoy estoy solo, absolutamente solo, / y no soy de mañana ni de ayer. / Pero los de ayer me consideran de mañana / y los de mañana me consideran un hombre de ayer. / Más no me yergo altivo y arrogante / cual pétreo monolito en medio del desierto, / y sé quién soy, y lo que soy, he sido y seré, / y lo que se me debe y lo que hice y lo que todavía puedo hacer. / Y sé que en mi tiempo di golpes de mandarria para quebrar cadenas, / y que si no pude romperlas fue porque no podía ser. / Y que, si otros vinieron detrás y las rompieron, / algo menos duras las encontraron por los golpes con que no las pude romper / (…)

German Pitta nos recuerda que “En Estados Unidos, la poesía negra surge de los spirituals y las canciones de trabajo interpretadas por los negros de Virginia, Alabama, y Carolina.” Tanto la música como la poesía “eran practicados en las plantaciones de algodón, y luego se entonaron en las reuniones religiosas. El dolor y la religiosidad eran las notas más preponderantes. Dolor por las condiciones opresivas en las que vivían, y que rápidamente fue compensado por una especie de misticismo. Aquí ingresa lo que se ha dado en llamar un "cristianismo desfigurado", donde el drama de la Pasión es interpretado como una segunda traición al ver que los sacerdotes manipularon este pasaje para legitimar la esclavitud.” Sobre este aspecto Pitta trae a colación el siguiente spiritual: Los blancos emplean el látigo. / Los blancos emplean el gatillo. / La tierra es para los blancos. / El cielo es para el negro.

En Wikipedia se explica que un espiritual (traducción de la expresión inglesa spiritual song) o espiritual negro (negro spiritual) es un tipo de canto cristiano, que surgió a finales del siglo XVIII y se desarrolló a comienzos del XIX, en los Estados Unidos. Estos espirituales negros eran adaptaciones populares de los himnos religiosos protestantes, hechas por trabajadores afroamericanos que generalmente estaban esclavizados o discriminados.

Ese sincretismo religioso lo evidenciamos incluso en la salsa: Santa Bárbara bendita. / Para ti surge mi lira. / Santa Bárbara bendita. Para ti surge mi lira. / Y con emoción se inspira. / Ante tu imagen bonita. / Que viva changó. / Que viva changó. / Que viva changó. / Que viva changó señores.

Pero también surge una poesía con contenido más político. Un ejemplo de esta es el poema Soldado aprende a tirar del cubano Nicolás Guillén: Soldado, aprende a tirar: / Tú no me vayas a herir, /que hay mucho que caminar. / ¡Desde abajo has de tirar, / si no me quieres herir! / Abajo estoy yo contigo, / soldado amigo. / Abajo, codo con codo, / sobre el lodo. / Para abajo, no, /que allí estoy yo. /Soldado, aprende a tirar: /Tú no me vayas a herir, / que hay mucho que caminar.

También en el poema No sé porque piensas tú del mismo Guillén: No sé por qué piensas tú, / soldado, que te odio yo, / si somos la misma cosa /yo, tú. /
Tú eres pobre, / lo soy yo; / soy de abajo, / lo eres tú; / ¿de dónde has sacado tú, / soldado, que te odio yo? / Me duele que a veces tú / te olvides de quién soy yo; / caramba, si yo soy tú, / lo mismo que tú eres yo. / Pero no por eso yo / he de malquererte, tú; / si somos la misma cosa, / yo, tú, / no sé por qué piensas tú, / soldado, que te odio yo. / Ya nos veremos yo y tú, / juntos en la misma calle, / hombro con hombro, tú y yo, / sin odios ni yo ni tú, / pero sabiendo tú y yo, / a dónde vamos yo y tú… / ¡no sé por qué piensas tú, / soldado, que te odio yo! /

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