James Padilla Mottoa
Volvimos a lanzar las campanas al viento porque la "nueva" Selección Colombia ganó los dos partidos que tuvo en las fechas FIFA ante Guatemala y México. La prensa colombiana que tiene sus grandes intereses en la venta de la Selección de inmediato comenzó a ponderar exageradamente la actuación del combinado, especialmente por la singular actuación ante el conjunto manito.
Efectivamente el desenlace del partido ante México resultó emocionante por las circunstancias vividas en el mismo, por la espectacular remontada del segundo tiempo y la calidad de los goles.
Sin embargo, eso mismo deja profundas reflexiones sobre el manejo del equipo que se encomendó al argentino Néstor Lorenzo: las prevenciones expresadas inicialmente sobre la convocatoria tuvieron confirmación en el equipo presentado en la primera parte de este amistoso. Utilizó el equipo de los mismos que fracasaron estruendosamente en la clasificatoria pasada y su pobre nivel ante un equipo de mayor exigencia puso en la mesa la crítica formulada ante el llamado de elementos que ya están de salida en el fútbol, sin la mínima posibilidad de llegar con edad y condiciones al próximo mundial. Esa Colombia del primer tiempo, lenta y sin movilidad para contener a los enjundiosos mexicanos, es la misma que nos quitó la ilusión de ir a Qatar y la fiebre que caracterizaba a todos los nacionales, vestidos de amarillo en calles y pueblos de nuestra geografía para animar el espíritu en la previa de los compromisos clasificatorios.
Aunque se entiende que los cambios no deben ser abruptos, no se concibe que en la confección de un nuevo equipo que debe tener como objetivo principal la consecución de un cupo para la cita orbital del 2026, sigan apareciendo jugadores que vienen de arrastrar un fracaso y patentizando un pésimo rendimiento en la actualidad. Jugadores como Radamel Falcao García o James, han sido llamados a la selección por su historia, por lo que fueron en los tiempos de Pékerman y compañía, pero es una presencia que desafía la razón porque los dos traen un mal momento futbolístico, aunque por razones bien distintas: el primero porque las lesiones graves lo asaltaron en un momento fulgurante de su carrera, recortándola inmisericordemente pero dejando una estela de un poco menos que prócer de este seleccionado; el otro, de enormes condiciones futbolísticas, perdió el rumbo y se lo tragó la manigua de la fama y las noches europeas.
Hacemos referencia solamente a dos jugadores, pero son más los que hacen parte de una época fulgurante, pero que ya pasó. Una situación que todos vemos y que los que tienen a su cuidado este equipo, obcecadamente se niegan a ver. Si necesitamos un equipo que nos clasifique y que en esa misión tenga otro aire, ¿cuál es el temor para irnos de frente con los jóvenes que están probando que son buenos? ¿Por qué aplazar la consolidación de hombres como Cuesta, Sinisterra y otros que, si no han sido llamados, con sus actuaciones individuales están pidiendo esa convocatoria?
Una paradoja que resultados positivos en estos partidos amistosos sean los que pongan los mayores reparos a la gestión de Lorenzo, dándole la razón a sus opositores.
Creo que, si a James y Falcao se le deben cosas muy importantes por su pasado inmediato en este representativo colombiano, los directivos están en mora de hacerles el homenaje de reconocimiento, pero no sacrificar un nuevo proceso que está pidiendo despegar.