Se le fue la luz

5 octubre 2022 5:24 pm

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Álvaro Ayala Tamayo

No hay nada más aburridor que equipos de fútbol, baloncesto, béisbol, y otros deportes, sin jugadores de color. Los afros son los que ponen la gambeta, la velocidad y la alegría. Ninguna más bella y crac que Linda Caicedo driblando y metiendo goles con la selección femenina de fútbol. Estamos haciendo fuerza para que la medallista María Isabel Urrutia, gane oro como ministra del Deporte con la delegación que competirá en los próximos Juegos Olímpicos de París.                                       

A todos los bárbaros y bárbaras que incurren en racismo, deberían condenarlos a que nunca puedan ingresar a los lugares por donde circulan personas afros. Es decir: estadios, coliseos, escuelas, universidades, cines, oficinas, hoteles, bancos, centros comerciales y la calle. Si les molestan tanto que vivan escondidos.                 

Tras ser un delito grave el racismo, es un acto de muy mal gusto. La hegemonía de las selecciones de fútbol en Europa es fruto de la alineación de jugadores como Mbappé, Sterling y Sané, para poner algunos ejemplos. Y, no estamos mencionando todas las actividades donde la gente de color se destaca con lujo.

El insulto de la señora Luz Fabiola Rubiano a la vicepresidenta Francia Márquez es doble delito. Desconoce la agresora que los negros en Colombia y el mundo han tenido menos oportunidades de estudiar porque, algunos blancos se han robado el presupuesto de su educación. Quisiera la racista tener la elegancia de la señora Francia. Los vestidos y las pintas que se acicala la vicepresidenta son dignos de lucir en cualquier pasarela de Milán, París o Nueva York. Tampoco se las tire de sajona, señora. Usted es cobriza desteñida como somos los colombianos. Con la desventaja que estudió y de nada le sirvió. Su apellido trae la respuesta a la arrogancia: rubia no es. Blancos no tiene ni los dientes por boquisucia.                                  

Un acto de estupidez fue el cometido hace 10 días en el Parque de los Príncipes de París, cuando un desadaptado tiró un banano a Richarlison. Ver jugar en persona a semejante crac es un privilegio. No se entiende cómo alguien que guste del fútbol va a un estadio a ofender. A Richarlison hay que tirarle aplausos y elogios, no ignorancia desde las tribunas.                                 

Si alguien tiene dudas, están estos datos que un humano blanco jamás podrá alcanzar. Usaín Bolt, 9:58 en 100 metros. Eliud Kipchoge, 2 horas 1 minuto 9 segundos, en la maratón. Ni en carro los hace la tal Rubiano. Se tiró la marcha. Dio papaya y desvió la atención. Se puede decir que la susodicha fue el parche blanco del evento.                                                         

Con la religión sucede lo mismo. No había motivo para desmantelar la capilla católica del Aeropuerto El Dorado de Bogotá. Lo ideal es que instalen lugares para todas las religiones. Sería ejemplar que la terminal tuviera como atractivo sitios de fe para todas las creencias espirituales. No hemos visto a los católicos oponiéndose a la libertad religiosa. Por el contrario, son los primeros en bendecir la llegada de todos los cultos.          

OTRA. El próximo 6 de noviembre se realiza la cumbre mundial de farsantes. En Sharm El Sheikh, Egipto, se reúnen los jefes de Estado del mundo, para otra cumbre universal del cambio climático. Turismo ecológico es el resultado de esos encuentros hipócritas. Todos los presidentes y primeros ministros, arrogantes, llegan en sus aviones privados para tomarse la foto y regresar a contaminar el planeta. Tramposos.

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