Un personaje, aniversarios y una propuesta

10 octubre 2022 5:34 pm

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Manuel Gómez Sabogal

Hoy es 11 de octubre. Esta semana tendremos dos fechas muy importantes, aunque para muchos no sea así.

Un 13 de octubre, nació John Jaramillo Ramírez, líder cívico y social en Armenia y el Quindío, creador de grandes eventos y gran historiador. Falleció el 27 de abril de este año.  Este 13 de octubre estaría cumpliendo años.

El 14 de octubre de 1889, fue fundada Armenia. Muchos no tienen en cuenta esa importante fecha, a otros, poco les importa y a algunos ni les interesa, pues solo se habla de las fiestas de Armenia. Armenia cumple 133 años.

El 14 de octubre de 1960, fue creada la Universidad del Quindío. Cumple 62 años.

Pero me detengo en un personaje: John Jaramillo Ramírez.

Aquí en Colombia encontramos monumentos al Pibe Valderrama, Jovita Feijoo, Jairo Varela tiene el suyo, además de una plazoleta con su nombre y muchos más en plazas, parques, glorietas y sitios estratégicos para que quienes visitan o habitantes del lugar reconozcan su historia. Estoy seguro que quienes lean esta nota saben cuántos monumentos y estatuas a líderes hay en Colombia.

En Armenia y el Quindío es poco o casi nada posible encontrarse con la historia. En la universidad del Quindío hallamos el auditorio Euclides Jaramillo Arango, pero si usted le pregunta a un estudiante o a alguien que vaya a dicha sala, le responderán que van al Euclides, sin saber algo más del personaje en mención.

Hace unos años propuse que colocaran una placa con una pequeña reseña en los auditorios que tuviesen nombres de ilustres docentes o fundadores de la universidad del Quindío, pero no me hicieron caso. ¿Por qué me harían caso, si apenas soy un mortal como todos?

Hubo un monumento al camello en sitio céntrico y paso obligado de muchos, quienes preguntaron siempre: ¿Por qué un camello? Y la avenida 14 de octubre cambió de nombre de buenas a primeras, sin razón alguna.

Armenia y el Quindío están perdiendo su historia, así como no tenemos identidad alguna no somos colectivos, no trabajamos en equipo, no somos uno para todos en un pequeño pedazo de hermosa tierra.

Decimos que somos quindianos y no parece. Aunque suene ridículo, no hay algo que recuerde a Repollito, a líderes quindianos como Ancizar López, Jesús Arango Cano, Ernesto Acero Cadena, Vicente Giraldo, Gabriel Arias Posada, Helio Martínez Márquez y otros tantos que han hecho Quindío. Solamente vemos cada dos años, vallas de políticos llenando pueblos, vías, esquinas, plazas, mostrando caras sonrientes de quienes poco o nada han hecho por nuestra tierra.

Por eso, mi propuesta es que haya un monumento o un busto a un líder e historiador como John Jaramillo Ramírez. Que nos sintamos orgullosos de alguien que siempre fue líder sincero, historiador increíble y con una memoria fantástica, respetuoso de las reglas, que obró siempre con rectitud y defensor de los valores.

Afortunadamente, quienes lo conocimos, vimos siempre ese brillo de su amistad en todo lo que hacía. Era un historiador con mente ágil y gran memoria. Nombres, fechas, barrios, casas. Todo lo sabía. Le encantaba la cultura. Cuando en vida pudo asistir a eventos importantes, lo hacía. Cada programa cultural era devorado con gusto por John.

La historia, Armenia y la Semana Santa eran su pasión. Asistía y organizaba la procesión de la Soledad. Lo hizo durante muchos años, hasta cuando le dijeron que ya no lo tendrían en cuenta. Eso le dolió demasiado, mucho.

Porque desde muchos años atrás, era quien dirigía y tenía esa procesión como si fuera la parte central de toda la Semana Santa. Partía desde la iglesia de la Inmaculada Concepción y subía por la carrera 13 hasta el parque Sucre. Luego, tomaba la carrera 14 hasta llegar nuevamente a la parroquia. Había orden, silencio, oración, velas encendidas.

Creador, con Luis Fernando Ramírez Echeverri del desfile del yipao. Así mismo, el reinado de la chapolera.

Recuerdo su colección de pesebres de muchas partes del mundo. En diciembre, los ponía en diferentes sitios de su apartamento.

Escribió “Pieza del reblujo” en el 2006.

Aprendí mucho de él. Aprendimos que en él estaban la ternura y el afecto permanentes. Irradiaba alegría. Vivía no solamente la amistad, sino que hacía que los demás entendiéramos que la amistad era algo innato en él. Y que la amistad debía impregnar cada poro de nuestras vidas.

Queda mi propuesta para los concejales, diputados, Academia de Historia del Quindío o quien la quiera tomar. Vale la pena que empecemos a recordar y a que todos tengamos presente la historia de nuestra tierra quindiana. 

Y ojalá, los jóvenes conozcan a verdaderos líderes que han hecho mucho por Armenia y el Quindío. Recuperemos la historia y no hablemos de valores perdidos.

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