Álvaro Mejía Mejía
En esta oportunidad, nuestro homenaje será para uno de los más grandes de la poesía negra colombiana, Helcías Martán Góngora, quien nació en Guapi, Cauca, el 27 de febrero de 1920 y falleció en Cali, el 16 de abril de 1984.
El Centro Virtual Isaacs y la Universidad del Valle en la revista virtual cuentan que Martán hizo el bachillerato en Pasto, Medellín y Popayán. En el Externado de Colombia recibió el título de doctor en Derecho y Ciencias Sociales y Políticas. Después de este largo periplo y fuga por pueblos y ciudades de Colombia y del exterior, eligió a Cali en las colinas del Bosque Norte, como su patria adoptiva, al lado de su esposa doña Adelaida Hurtado de Martán y de sus hijos Aleida y Martín Helcías, quienes inspiraron muchas de sus creaciones poéticas.
También que Fue miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua; Caballero de la Orden de Alfonso X el sabio; Grand’Croix d’Honner de la Orden Imperial Bizantina de Constantino el Grande; Profesor Honorario de la Cátedra Guillermo Valencia de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Cauca; miembro de la Academia de Historia de Popayán y de la Sociedad Bolivariana de Colombia; miembro del Grupo Esparavel; cofundador de la Revista Vanguardia de Guapi; director y fundador de Esparavel, revista internacional de poesía; colaborador de los periódicos El Tiempo, El Siglo y El Colombiano y revistas nacionales e internacionales; desempeño cargos públicos como Personero de Popayán, Alcalde de Buenaventura, Diputado a la Asamblea del Cauca, Director del Teatro Colón de Bogotá y Representante a la Cámara por la Circunscripción del Cauca. En 1980 el Frente de Afirmación Hispánica de México le otorgó el Premio Vasconcelos; en ese mismo año fue condecorado con la Cruz al Mérito Cívico de Santiago de Cali, por ser el autor de la letra del himno a la ciudad; en 1982 con la Medalla Cívica Pascual de Andagoya del municipio de Buenaventura y el 3 de julio de 1984, en homenaje póstumo rendido a su memoria, el Concejo Municipal de Cali, con ocasión del Segundo Congreso de las Ciudades Confederadas del Valle del Cauca, le confiere la Orden de la Independencia de Santiago de Cali, en el Grado de Caballero.
Martán fue conocido como el “Poeta del mar”. Él mismo escribió: «Nací a ocho kilómetros de la desembocadura del río Guapi, en el Mar del Sur. La población negra me infundió, juntamente con el ritmo de las mareas, el sentido de la justicia social. De allí que mis poemas no puedan renunciar al acompañamiento táctico de marimba y tambor y que pregone en otros, el pregón del esclavo de ayer y de hoy».
En su poema declaración de amor expresa de manera bella: Las algas marineras y los peces / testigos son de que escribí en la arena / tu bienamado nombre muchas veces. / …testigos las palmeras litorales/ porque en sus verdes troncos melodiosos, grabó mi amor tus claras iniciales…” Este poema fue elogiado por Pablo Neruda.
En el poema mar en la noche dice el poeta: “Claras son las verdades que la noche me enseña en su idioma de agua, a la orilla del sueño en cuyo limo crecen palmeras consteladas, cuando en la rada miro los luceros bogar, remar, como piraguas, y el litoral camina por mi acento, como un rebaño blanco por la grama”.
Medardo Arias escribió sobre él: Toda su vida fue una declaración de amor; a sus ancestros, al litoral del Pacífico, a la música de marimba, y al igual que Nicolás Guillén en Cuba, hermanó esta cultura con la tradición clásica de las letras españolas. Helcías era un purista del lenguaje, en devoción permanente por los poetas de la península. Quevedo, Benavente, Lope de Vega, no le eran ajenos, pues parte de su vida la consagró a develar los entresijos de La Celestina, a hurgar en los giros más castizos del Siglo de Oro, a entender a Alberti, a Lorca, a Cernuda, a Altolaguirre, una generación tras cuyo filtro empujó el color y la sabiduría de una región todavía recóndita para la propia nación colombiana.
Su primer libro fue Océano fue elogiado por Eduardo Carranza, quien vio en él una de las voces más luminosas de la poesía colombiana. También lo hizo la poetisa Meira Del Mar en estos términos: “Es un libro bien logrado este que ahora enriquece mis manos y mi emoción; se va por él como por una ruta de viajes, donde encontramos islas para detenernos largamente.”
En 1944 publicó su libro de poemas “Evangelios del Hombre y el paisaje”. Otras de sus obras fueron “Humano litoral I y II”, “Mester de negrería y fabla negra”, “Retablo de navidad”, “Breviario negro”, “Esopo 2000”, “Notas pastorales y pastoral negra”. (Fuente: texto extraído de mcn biobrafías.com)
El día de su entierro, la tarde del 17 de abril de 1984, otro inmenso poeta negro colombiano, Hugo Salazar Valdés, dijo sobre su amigo del alma: “(…) Fue el más grande, el más sereno, el más vibrante poeta marino de Hispanoamérica en los últimos cuarenta años (…)”.