Lucimey Lima Pérez
Llamarlo examen suena a colegio, y no cuadra con una mentalidad clínica en amplio espectro. Además, no es un ¨examen¨ con preguntas y puntaje, y aprobado o reprobado. Es una evaluación sin nota, sin embargo, implica escudriñar, suave y respetuosamente, pero incisivos para comprender, lo que no nos dice un hígado recrecido, o ruidos cardiovasculares fuera de los parámetros establecidos.
Pues el examen mental es profundo, mucho más que ir a las arterias o a la médula ósea…
¿Cuál es el secreto? Si existe alguno. A mi juicio es ser cauto, ofrecer confianza y confidencialidad, expresar apoyo y no juicio, celebrar el hecho de consultar, y mucho más. Si la persona en consulta se siente apoyada, podrá expresar lo más íntimo de su devenir y tener el apoyo preciso.
Quisiera transmitir la importancia de la evaluación sexual. Muchas veces difícil y delicada y otras más expeditas. En mi experiencia lo enfrento con mucha consideración sin ser invasiva. Porque es muy importante y repercute en cada nivel del sentir o del ser de cada cual.
Me sorprende cómo muchos llamados concejeros, pero no psicoterapeutas no enfocan esta exploración. Considero que son excelentes, pero qué falta…
Preguntar con cautela…
Es preciso saber, porque la sexualidad es como la vista o la audición.
Sugiero a los trabajadores de la salud mental ser abiertos a lo sexual. Y al consultante, también, sé que no es fácil, pero puede ser la solución de tantas vicisitudes.
¡Hasta pronto! Mente abierta, corazón y futuro ABIERTOS.
Psiquiatra, Psicoterapeuta, Neurocientífico
Investigador Titular Emérito del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)
Especialista en Psicoterapia y Educador en CatholicCare, Hobart, Tasmania, Australia