Jaime Alberto en busca del tesoro perdido

1 noviembre 2022 12:48 am

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Manuel Gómez Sabogal

Cuando mi amigo Jaime Alberto Gutiérrez Mejía decidió irse del país, lo supe, porque me contó e invitó a charlar al calor de un café y hablarme acerca de sus sueños en el nuevo destino.

Desde hace muchos años, su madre había partido y quedó con su padre. Lo llevó a vivir con él a Bogotá. No lo quiso dejar más en Armenia, pues estaba perdiendo su vida, debido a muchas situaciones que a Jaime Alberto no le gustaban.

Su padre decidió acompañar al hijo en Bogotá. Estuvieron juntos y pasearon por muchos lugares maravillosos en Cundinamarca. Jaime Alberto le había puesto algunas reglas, pero su jubilado padre no quería obedecerlas. Por más que le explicaba, el papá no entendía. Quería vivir su vida.

Un día cualquiera, su padre fue internado en la clínica. Estuvo allí varios días, hasta cuando ya no dio más y se fue.

Jaime Alberto rehízo su vida a pesar de muchas situaciones. Lo que más le gustaba era ser docente y estuvo en varias universidades. Un muchacho inteligente y lleno de energía positiva.

Tan positiva su energía que, empezó a laborar en una empresa y esta es la que lo envía a España, un país que no conoce, pero lo anima. Quiere conquistarlo y hacer lo mejor para la empresa durante el tiempo que esté allí. Además, sabe que tomará el tren los fines de semana o en vacaciones y lo llevará a donde quiera en Europa.

No sé si vuelva, no sé si quiera regresar a su Colombia. Acá, organizó el apartamento donde vivió una época maravillosa y quedó de lujo para alquilar.

Sé que está feliz, nervioso, asustado, pero contento.

El futuro que le depara la vida, empieza hoy. Esr 29 de octubre no se le olvidará jamás, porque sabe que habrá momentos increíbles y hará nuevas amistades que fortalecerán su aprendizaje. Sabe que, en su profesión, cada día implica conocer más, actualizarse y ser mejor.

Quiere demostrarse así mismo que es excelente y que, así como dejó una huella por donde pasó, lo mismo hará allá, porque va en busca del tesoro perdido.

Buen viento y buena mar para una persona increíble y triunfadora.

 

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