Guillermo Salazar Jiménez
Porque las nuevas reformas impulsadas por el actual gobierno demuestran a los colombianos lo que han perdido durante tantos años de promesas incumplidas, Rusbel Caminante afirmó que también señalan un indudable camino para la rebeldía. Fueron tantos años de discriminación, de incertidumbre por el futuro y obligados a obedecer que, como expresó García Márquez, recordaron “en su corazón las semillas de la rebelión”
Inicialmente rebeldía por el cambio, con el apoyo a las propuestas antes de las elecciones; ahora rebeldía contra aquellos que se oponen al cambio, con la defensa de los planes y reformas impulsadas, Juana, aquella amiga, imaginó la rebeldía de los jóvenes como parte de su naturaleza, que debe ser liberada para lograr los sueños compartidos. También explotar su rebeldía para brindarles la posibilidad de un lugar en el país y su voz en la sociedad colombiana. Concluyó que de la capacidad del gobierno para encausar movimientos rebeldes contra los opositores a las nuevas reformas dependerá, en buena medida, los grandes cambios pregonados.
Rusbel Caminante comentó que rebeldía y cambio no se excluyen, hacen parte de la actual realidad colombiana. “La rebeldía es el único refugio digno de la inteligencia frente a la imbecilidad”, lo leyó de Pérez-Reverte y agregó que, por ello, el sector educativo colombiano debería tener en cuenta la audacia y la valentía como competencias formativas de los niños y jóvenes. Además, para reconciliar gobierno y opositores es necesario rebelarse contra la falta de comunicación; para unir ciudad y campo, hace falta rebelarse contra la destrucción de la naturaleza. Para atar la ética con la política, la esperanza del futuro con la memoria histórica, la imaginación con el pensar, hasta el placer con el ocio y el deporte, es indispensable rebelarse contra lo caduco y opresor.
Juana, aquella amiga, sugirió que recomponer la vida en Colombia no es solo una tarea del Estado, sino de todos. Por tratarse de una tarea social y no de burócratas, los cambios necesitan de una sana rebeldía de las comunidades olvidadas y las barriadas discriminadas. Aseguró que los sucesivos cambios que se avizoran no son otra cosa que pequeños milagros de rebeldía contra los poderosos y de libertad para vivir sabroso. Recordó con Oscar Wilde que “La desobediencia es la virtud original del hombre. Mediante la desobediencia y la rebelión se ha realizado el progreso”.
“Voy a publicar mis errores sobre las piedras y mis aciertos en la palma de mi mano, hoy me he declarado en rebeldía”, Rusbel Caminante lo leyó sin recordar el autor, sin embargo, aseguró que quizás la esperanza por apoyar los cambios para vivir en una mejor Colombia y no las respuestas violentas por los sufrimientos padecidos, podría ser causa de las próximas rebeliones juveniles. Por ello, consideró necesario afirmarlas, con el espíritu rebelde que las identifica, como expresó el poeta mexicano José Revueltas: “Hay que hacer un gran río del mundo, / juntar nuestros pulsos hasta formar un gran cielo. / Un cielo del que llovamos redivivos, / nuevos, virtuosamente limpios y dispuestos.”